La bipolaridad de Cristiano Ronaldo desprecia LaLiga y sólo brilla en la Champions

En ambos torneos aparenta ser el mismo jugador. Su cara, sus gestos... incluso su camiseta del Real Madrid es idéntica. 'Ronaldo' se lee en ella, encima del número '7'. Pero, visto lo visto en este inicio de temporada y en lo que llevamos de 2017, debe de ser pura coincidencia. El Cristiano de la Champions League (excelso, matador, decisivo) nada tiene que ver con el de LaLiga (renqueante, desesperado y fallón).

Se ve en las sensaciones y se corrobora con los datos. En 2017 CR7 ha marcado más goles en la Champions que en Liga habiendo jugado bastantes partidos menos. En total, 18 goles en Europa en 12 partidos, mientras que en España ha anotado 16 en 26 encuentros. Alucinante.

Ayer, en Nicosia, con el escudo de las estrellas bordado en su manga, se vio (obvio) la versión buena de CR7, ésa que golea casi sin querer. Cristiano fue más allá incluso de su acierto de cara a la meta rival y lució un yo generoso, apenas impulsado por el egoísmo de marcar, de ver puerta sí o sí.

El primer tanto de Benzema (también necesitado de goles) fue obra suya, de Ronaldo. Su pase le regaló el tanto cuando tenía opción de batir a Nauzet Pérez. Pero no. Cristiano vio a Benzema con el rabillo del ojo y le dio el balón a su compañero cuando aún no había estrenado su cuenta.

Antes, en el 0-1 de Modric se deshizo en sonrisas y gestos de cariño al croata. Algo parecido a lo que hizo cuando Marcelo le puso en la cabeza el tanto del 0-5.

Más suelto, menos tenso, nadie diría que era el mismo futbolista que apenas había inquietado el sábado pasado al Atlético de Madrid en el Wanda Metropolitano. Dos versiones distintas de un mismo jugador bipolar.