Fútbol
La ambigüedad de Rafa Benítez colisiona con el vestuario en la guerra médica del Real Madrid
EcoDiario.es
La enfermería del Real Madrid se vacía poco a poco, a cuentagotas. Las noticias que van llegando son buenas respecto a jugadores como James, Benzema o Sergio Ramos, pero no van con la velocidad de crucero deseada. Por eso, el área médica sigue siendo un tema del que hablar en la ruedas de prensa que dan los responsables blancos. Rafa Benítez ha sido el último en hablar.
No ha sido la primera vez, pero sí la más reciente. En la rueda de prensa previa al partido del Real Madrid ante Las Palmas, el entrenador blanco ha esquivado una pregunta sobre el doctor Olmo, presuntamente vetado por la plantilla blanca.
"Cada uno tiene su opinión. Te manifiesto mi opinión es que el cuerpo médico está haciendo su trabajo. Si yo os pregunto vuestra opinión me diríais cada uno una cosa. Los técnicos sabemos valorar lo que se está haciendo y se está haciendo bien", respondía el técnico a la pregunta de periodista sobre la relación de los jugadores con Olmo, jefe médico, y si podía desmentirla.
La pregunta era delicada, y Benítez se ha escabullido como ha podido. Las implicaciones de cualquier respuesta eran delicadas, ya que hay dos frentes poderosos: por un lado, la plantilla, por otro un presidente que tiene en Olmo a uno de sus delfines. Ante la disyuntiva, Benítez se ha decantado por la ambigüedad: ni el reconocimiento extremo a la labor de los galenos, pero sin negar que cada uno tiene su opinión, dejando entrever que el conflicto existe o que al menos hay ciertos jugadores para los que Olmo es persona 'non grata'.
Vuelve a optar Benítez por una posición un tanto diplomática que le podría generar tiranteces en el vestuario. En este caso concreto, la comparación con su predecesor resulta perjudicial para el madrileño. Acuérdense de ese Ancelotti que, una vez consultada toda la plantilla, defendió y apoyó la moción de sus jugadores contra la decisión de alejar a los fisioterapeutas de confianza del vestuario.
Era otro contexto, ya que Ancelotti estaba en una pugna silenciosa con un equipo médico que trataba de demostrar que sus métodos no eran los mejores de cara a la gestión de los recursos de la plantilla. En este curso, el que dirige el banquillo es una persona opuesta en algunos aspectos al de Reggiolo. Este es uno de ellos, y crea una colisión directa con unos jugadores que siguen mirándole con mucha suspicacia.