Fútbol

El doble juego de la directiva del Real Madrid con Sergio Ramos

    Ramos, en el duelo de pretemporada ante la Roma. <i>Imagen: EFE</i>.

    EcoDiario.es

    "El presidente ha dicho que va a continuar y que estará aquí. Si es así soy el hombre más feliz del mundo. Con la implicación que le veo es un gran capitán". Palabras de Rafa Benítez en rueda de prensa, después de ser preguntado por Sergio Ramos. El técnico dejaba claro un mandamiento de una directiva que, no obstante, se ha prestado a un doble juego con el jugador andaluz.

    Porque, de puertas hacia afuera, los mensajes están siendo más o menos claros. A cualquiera que se le pregunte la versión oficial es la siguiente: se quiere la permanencia del jugador, al que se le considera clave. Va a ser el capitán del equipo esta temporada, y por ello, se desea llegar a un buen término en las negociaciones.

    Ésa fue la idea que transmitió Benítez en las últimas ruedas de prensa. También los jugadores, que tienen en Ramos al líder verdadero del vestuario. Pero, al margen de sus compañeros de plantilla (hoy Modric rompió una lanza a favor del central, y se ha atrevido a decir que el '4' quiere quedarse), se expresa otro discurso de puertas hacia adentro. Incluso ya ha provocado alguna que otra filtración.

    La clave está en De Gea. El grado de impaciencia en la directiva por cerrar a su portero predilecto y quitarse un problema de inexperiencia con Keylor Navas o Kiko Casilla les ha llevado a plantearse seriamente la venta de Ramos, requisito que pone encima de la mesa el Manchester United como condición para negociar por De Gea. Aunque se siga diciendo a los medios que Ramos es intransferible, hay disposición a una venta.

    Además, no se trata solo de lo deportivo. En el Real Madrid hay cierto temor a que las noticias que puedan surgir sobre el proceso con Ramos (totalmente roto a día de hoy) dañen la imagen del jugador y creen otra nueva guerra civil en el Bernabéu a lo largo de toda la temporada. Sería un nuevo foco de conflicto innecesario después de haber conseguido despojarse del embrollo del 'caso Casillas', aunque con mucho más ruido del deseado.

    En esas anda el palco del Real Madrid, que circula entre lo políticamente correcto (el discurso de la seguridad de que Ramos permanezca en el club) y lo que se cuece entre bambalinas, donde los nervios aumentan por De Gea y cada vez se ve más claro que ceder a las pretensiones del United puede ser la única vía para hacerse con el portero. Un doble juego que, en estos momentos, no parece tener final a corto plazo.