Flash Emprendedores
Las emprendedoras, las que más sufren los efectos de la pandemia
- El virus dificultó el progreso de los negocios liderados por mujeres
- Los roles de género en la conciliación familiar suponen todo un reto
Alfonso Bello Huidobro
Madrid,
Las situaciones límite a las que nos enfrentamos como colectividad, como las recesiones económicas y las pandemias cambian la trayectoria de los gobiernos, las economías y las empresas. Una recesión generalmente provoca una aceleración en el cambio de modelo de negocio, lo que reduce los costos de servicio y los precios. Por otro lado, las pandemias tienden a permitir categorías de negocios completamente nuevas y fomentan la innovación.
OBS Business School publicó a principios de septiembre el informe 'Los emprendedores después de la COVID-19' dirigido por Lluís Soldevila, investigador de la escuela. En él se analiza la evolución del emprendimiento en España desde que apareció el Covid-19 y cómo ésta ha impactado especialmente en las mujeres emprendedoras, y las nuevas oportunidades y retos a los que se enfrentan los negocios nacidos en pandemia. Si estas son un quinto del total del ecosistema emprendedor español, como nos explicó en una entrevista a elEconomista la emprendedora Paloma Palencia; la situación que ha provocado la pandemia no ha hecho más que provocar un menor sentimiento emprendedor para las mujeres.
Aunque los datos recogidos hasta hoy indican que el virus tuvo un mayor impacto a nivel médico en los hombres, el impacto económico de la pandemia lo han sufrido en mayor medida las mujeres, y especialmente las emprendedoras. Las fuerzas que impulsan este daño desproporcionado a las empresas lideradas por mujeres van más allá de los límites de la crisis: reflejan los distintos roles de género y el acceso desigual a la financiación que las mujeres han experimentado históricamente y siguen experimentando en 2021. Y es que, según muestra el informe de OBS, las empresas propiedad de mujeres son estadísticamente más propensas a operar dentro de los sectores que se vieron más afectados por la pandemia (más del 50% de las emprendedoras trabajan en el comercio mayorista y minorista, que sufrió una gran disminución de la demanda debido a los cierres). Y hay razones estructurales que lo explican: por un lado, el hecho de que el peso de la conciliación familiar recaiga mayoritariamente en ellas, y el sector servicios es el que mejor se adapta a estas responsabilidades. Lluís Soldevila, director del informe, afirma que "solo una cuarta parte de las emprendedoras tiene empleados, lo que significa que la mayoría de las empresas propiedad de mujeres están operadas por una sola persona. Con este modelo de negocio es difícil mantener límites estrictos entre la vida laboral y doméstica".
Por otro lado, el aspecto económico: las emprendedoras inician sus negocios con menos capital que los hombres pues cuando solicitan préstamos suelen recibir un tercio menos que sus equivalentes varones. Solo el 25% de las mujeres empresarias buscan financiación frente al 34% de los hombres. Muchas de ellas financian sus negocios con dinero propio o no consiguen la suficiente financiación con respecto a los varones, lo que provoca una gran discriminación frente a ellos a la hora de lanzarse a crear su propio negocio, a pesar de que Paloma Palencia en palabras a este medio nos reconociese que "el porcentaje de éxito y permanencia de los negocios en el tiempo, es mucho mayor en aquellas empresas creadas por mujeres, y esto se explicaría porque una vez que nosotras tomamos la decisión de lanzarnos con nuestro proyecto, somos por lo general más constantes y con una mayor resiliencia. El hecho de que nos cueste más emprender, según mi experiencia, estaría basado en que todavía las mujeres son presas de muchos miedos que nos ha ido creando la sociedad durante años y de los que nos cuesta desprendernos, miedo a no ser suficientemente buena, demasiado mayor, demasiado joven, a fracasar y pensar en que dirán después sobre mi fracaso, muchas inseguridades en las que trabajo con mis clientas y que les ayudo a vencer".
En el informe de Lluís Sondevilla, señalan que a ráiz de la situación sanitaria provocada por la pandemia , "La crisis resultante es tan grave que algunos analistas empresariales la han calificado de "she-cession".
A pesar de ese impacto del negocio femenino en términos de resiliencia es muy importante tener en cuenta los roles de género que existen en la sociedad y que, en circunstancias de crisis o de menor capital para invertir en emprender, suele ser la figura femenina la que se deshaga de sus ambiciones. Por otro lado, y sumado a la situación de cierres de los colegios, estos roles de género relucen en el cuidado de la familia y de la carga de gestión del hogar. Esto significó que, incluso si una emprendedora era capaz de mantener las operaciones digitalmente, a menudo se enfrentaba a una carga de trabajo adicional. Este periodo supuso nuevos retos sobre todo para la supervivencia de estas grandes emprendedoras.