Firmas
La deuda, una bomba con espoleta retardada
José María Triper
El crecimiento desbocado de la deuda mundial, en general, y la española en particular ha empezado a despertar las alarmas de los principales organismos internacionales, hasta el punto de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha alertado ya sobre el riesgo cada vez mayor de que se desencadene una nueva crisis mundial por un endeudamiento que ha superado los máximos históricos.
La directora gerente de este organismo multilateral, Christine Lagarde, alertaba recientemente de que la deuda global mundial, la pública y la privada, ha alcanzado un nuevo récord histórico situándose en 157 billones de euros, casi un 60% superior a la registrada en el año 2007, justo al inicio de la crisis. En la misma línea el Instituto Internacional de Finanzas (IFF) advertía de que sólo en los tres primeros meses de este año el endeudamiento global se había incrementado en 8.000 millones de dólares, unos 9.200 millones de euros, el mayor ritmo de expansión desde 2016.
Esta subida es aún más preocupante al coincidir en el tiempo con la ralentización del crecimiento económico, con el giro anunciado en la política monetaria de la Reserva Federal norteamericana, y está también en el origen del aplazamiento del final de la compra de bonos por el Banco Central Europeo (BCE). Factores todos ellos, que repercutirán en un incremento de los costes de financiación de la deuda en los países emergentes y amenazan también a las economías desarrolladas, que no sólo concentran el 70% de la deuda mundial total sino que la mayor parte de esta deuda está concertada a tipos variables.
Un peligro del que los bancos y analistas avisan está ya amenazando a Estados Unidos, Francia, Italia y China, y que también afecta de pleno a la economía española con un volumen de deuda pública que al final del pasado mes de enero se situaba en 1,175 billones de euros, 4,895 millones más que en diciembre y el 97,43% del PIB. Tasa que "nos puede dar un susto grande" y llevarnos a "una situación muy vulnerable en los próximos años", en palabras del presidente de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), José Luis Escrivá.
Estas cifras sitúan a España entre los países con más deuda del mundo, y si descendemos a los datos de la deuda per cápita vemos que en enero llega ya a 25.161 euros, o lo que es lo mismo, 603 euros más por habitante que en el mismo mes del año pasado.
En un escenario nacional e internacional como el descrito, si no se consigue reducir la deuda las partidas presupuestarias destinadas al pago de la misma deberán engordar dentro de las cuentas del Estado obligando a recortes en otros capítulos de gasto, especialmente los sociales y los de inversión, con un impacto negativo sobre el crecimiento de la economía y de los ingresos fiscales.
Por cierto, que a la vista de estos datos y los indicadores de empleo y actividad de los últimos meses, la movilización de las Sánchez Girls del equipo económico del Gobierno empieza a recordarme extraordinariamente al show de Pedro Solbes y su jefe Rodríguez Zapatero cuando en 2007 y 2008 pregonaban a los cuatro vientos que en España no había crisis económica y que teníamos el sistema financiero más saneado de Europa y uno de los más sólidos del mundo, y ya vimos la que nos cayó después.