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El voto oculto del socialismo andaluz

  • La frase 'susanista' del "tomo nota" esconde una revancha en las urnas
Susana Díaz y Pedro Sánchez. Foto: Archivo

Víctor Arribas

En el fin de semana de los fichajes para las listas electorales, en el Partido Socialista la noticia han sido los descartes. El estilo con que se han decidido y la forma en la que fueron corroborados en la reunión del máximo órgano del partido entre congresos. La votación del oficialismo a favor de todo lo que ha propuesto el líder Pedro Sánchez, por muy unánime que haya sido, no oculta la evidente fisura que se ha agrandado entre Ferraz y la federación andaluza, cuya máxima dirigente queda en la oposición parlamentaria andaluza y en una exigua oposición regional al aparato socialista, que ya se ha demostrado muchas veces es demoledor y no paga traidores.

La frase susanista del "tomo nota" esconde una revancha en las urnas. No ha podido evitar la imposición de unas listas a la medida del presidente del gobierno, no ha conseguido que haya integración, y la amplísima facción del socialismo andaluz que sigue a la ex presidenta va a actuar en consecuencia. Será una doble vendetta: servirá para devolver la afrenta de estas candidaturas sin su gente, y servirá además para devolver al sanchismo la abstención de sus simpatizantes en las pasadas elecciones de diciembre, una circunstancia que evitó a la postre que Susana Díaz pudiera seguir sentada en el despacho de San Telmo. Aquella abstención será ahora devuelta con la misma moneda el 28-A, de forma que los socialistas no podrán contar con la totalidad de una parte mayoritaria de votos en el granero andaluz, el que precisa ser conquistado para conquistar Moncloa. Sánchez se enfrentará en Andalucía a la indiferencia del sector crítico al que tan bien ha tratado en la elaboración de las listas al Congreso. Pura lucha fratricida en el seno interno del que según todas las encuestas volverá a ser el primer partido político de este país. 

Hay pese a ello en Andalucía circunstancias dignas de atención que benefician al candidato a revalidar el poder. El último domingo de abril, día fijado no al azar por el presidente para la cita con las urnas, se celebra uno de los acontecimientos religiosos más multitudinarios de toda la geografía española: la romería jienense de la Virgen de la Cabeza. Entre 800.000 y un millón de personas acuden cada año a una liturgia que no se suspende ni por la lluvia ni por unos comicios generales. Cientos de miles de andaluces poco proclives al laicismo dogmático de Sánchez y a su afición por los ataques a los católicos van a encontrarse en la disyuntiva de ir a votar o a su tradicional romería anual. El voto por correo se va a disparar en la región andaluza por este motivo que parece nimio pero representa un factor oculto del resultado que arrojen las urnas por debajo de Despeñaperros.

Susana Díaz empieza a lamer sus heridas con la intención de devolver el golpe recibido, y Sánchez cabalga ufano hacia su segundo mandato, que espera sea menos accidentado, provisional y cuestionable que el primero. Para apuntalarlo es probable que necesite de nuevo la mayoría imposible que ya le hizo presidente en junio pasado. Por eso en los próximos días no descalificará la manifestación independentista del sábado en Madrid con la misma energía con la que habla de la protesta de Colón, donde se defendió la unidad de la nación española. No habrá objeciones al acoso al Estado y a las instituciones, pero veremos un continuo festín ideológico y radical contra las formaciones que defienden la Constitución.