Firmas
¿'Reality Show' del PP?
J. R. Pin Arboledas
Si una cadena de televisión tuviera vista haría el Reality Show del PP. Cámaras siguiendo a los candidatos: una aparato del partido, otra aparato del Gobierno, ambas exministras, un joven liberal acostumbrado a la comunicación, un exministro para parar a una de las candidatas, un diplomático experto en relaciones internacionales y uno de nuevas generaciones. Daría juego informativo. Sus campañas serían muy interesantes siempre que, como en los reality shows, se presentaran aspectos personales, cambios de humor según la situación, diatribas entre ellos y reacciones con los que se topan. Juego de Tronos quedaría a la altura del betún. Pablo Iglesias disfrutaría con su seguimiento; hasta podría encargar a sus alumnos de facultad que hicieran una tesis sobre el tema.
El Reality llevaría un análisis de la posición de cada medio de comunicación respecto a los candidatos. Los medios de comunicación progres, los que apoyaron a Sánchez, se decantarían por unos (¿una?) de los candidatos, mientras los conservadores por otros.
Los liberales optarían por un tercero. Como en las primarias de EEUU. Los argumentos serían de varios tipos: vida y curriculum de cada uno, destripándolos hasta el detalle; propuestas programáticas; relaciones familiares y amistades; apoyos financieros; popularidad dentro del partido; posibilidades para ser elegido; probabilidades de llevar el partido al triunfo electoral; y, quizás (aunque es mucho pedir), valores que profesan y representan.
El reality empezaría cuando los militantes elijan en doble urna: por una parte los compromisarios del congreso; y por otra los candidatos a President@.
Si algún candidato gana por más del 50% de votos de militantes y supera al siguiente en más de 15 puntos en esa votación, es proclamado electo y el congreso sería para su aclamación y ratificación de los órganos por él propuestos. En este caso el reality duraría poco, unos días.
Pero si en las votaciones de militantes varios candidatos superan el 10%, y ninguno alcanza las dos condiciones para ser proclamado ganador antes, será el Congreso quien decida; lo hará entre los candidatos con más del 10% de votos de militantes y apoyados por más del 20% de firmas de compromisarios del congreso, que ya fueron elegidos en una de las dos urnas. Entonces el reality duraría tres semanas.
El reality serviría para saber qué piensan y cómo son los candidatos, despojados de sus anteriores estructuras de poder. Le auguraría puntas de audiencia con momentos de emoción. Porque, como en los realities, habrá candidatos que saldrán de la carrera y apoyarán a otro, creando alianzas para la construcción de los órganos de dirección y, salvo sorpresas, solo dos o, como mucho, tres llegarán al Congreso.