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Corea del Norte y la bolsa española

    El líder de Corea del Norte, Kim Jong-un. <i>Foto: Reuters</i>.

    Ken Fisher

    Están las acciones ignorando a Corea del Norte? A pesar de que Kim Jong-un lanza misiles sobre Japón, amenaza la paz mundial y prueba bombas de hidrógeno, los inversores no se han asustado. Los expertos lo llamarían complacencia. Aunque Europa no está en la línea de fuego, se afirma que los inversores españoles deberían temer las consecuencias en la economía mundial. Si Kim sacude el comercio internacional, las empresas españolas sufrirían las consecuencias. Pero es todo pura especulación. A pesar de lo mucho que se habla sobre ello, no estamos ante la tercera guerra mundial. Y las acciones lo saben. Invierta en acciones y disfrute viéndolas subir el muro de preocupaciones de Corea del Norte.

    Las acciones se enfrentan con frecuencia a conflictos secundarios, tanto las españolas como las globales. Ninguno de estos conflictos han causado grandes crisis. Ni la Guerra Civil, ni las pruebas nucleares de la Unión Soviética en 1949, ni la Guerra de Corea que dividió en los años 50 la península. Las acciones subieron durante las Guerras de Irak, durante los enfrentamientos entre Hezbolá e Israel en 2006, durante la Guerra de los Balcanes en los 90 y durante muchas otras.

    Solo las Guerras Mundiales iniciaron mercados bajistas. En 1938, las tensiones que llevaron a la Segunda Guerra Mundial acabaron con el repunte de la crisis crediticia. Las acciones cayeron hasta 1942. La Primera Guerra Mundial produjo también caídas. Pero eso es todo. A pesar de la tragedia que las guerras de cualquier tamaño representan, los conflictos regionales son demasiado pequeños y afectan a una pequeña porción de la economía, como para perturbar al comercio mundialmente. Los españoles y europeos no se quedan en sus hogares porque Kim esté lanzando amenazas. Acabo de visitar Madrid, y nunca la había visto tan animada. Si ni siquiera Cataluña puede afectar al comercio español, ¿cómo podrían las locuras de un dictador lejano afectar al comercio?

    Las tensiones pueden causar volatilidad, pero normalmente dura poco, incluso cuando se inicia un conflicto armado. Es una cuestión de "vender los rumores, comprar las noticias". En cuanto los mercados se dan cuenta de que no es la Tercera Guerra Mundial, las acciones suben. Por ejemplo, la invasión de Irak en el año 2003: las acciones cayeron al inicio y luego subieron un 29,2% del 12 de marzo (siete días antes de que la invasión empezara) hasta finales de año.

    Los mercados se mueven con probabilidades, no posibilidades. Si el Armagedón de Corea del Norte fuera probable, ¿podrían haber subido las acciones surcoreanas un 30% en lo que va de año en divisa local, con mejores rentabilidades que el resto del mundo? Seúl está en la línea de fuego. Si los mercados creyesen que existe un verdadero peligro, Corea del Sur estaría cayendo y a la cola del mundo. Si Kim no puede con las acciones surcoreanas, ¿cómo podría vapulear la bolsa española?

    Nada de lo que Corea del Norte está haciendo es nuevo. Las tensiones nu- cleares se remontan a décadas. El padre de Kim, Kim Jong-Il, ya lanzó misiles y amenazas durante los primeros años de este siglo. El joven Kim probablemente mantendrá su postura en los próximos años. Pero, cuanto más lo repita, menos reacción tendrán esas acciones. Los títulos en bolsa le ven venir y, por ello, ya han descontado este riesgo, en España, Europa y el resto del mundo. No subestime la habilidad de los mercados para descontar de sus precios acontecimientos ampliamente conocidos.

    Kim desempeña el papel de un asesino loco impredecible. Pero, en realidad, cada vez está más aislado en la escena mundial. La soga de las sanciones de la ONU cada vez se aprieta más alrededor de su cuello. Y ya no cuenta ni con el apoyo de China, cuyo ministro de Asuntos Exteriores le ha reprendido.

    Por otro lado, Corea del Norte es un país pequeño. Sus tropas activas apenas igualan las de Irak en 2003. El total de la población, 25 millones, es como la población de Irak de entonces, y muchos de ellos sufren malnutrición. Puede que Kim cuente con armas nucleares, pero contar con misiles balísticos intercontinentales no implica que puedan penetrar el escudo antimisiles estadounidense. Los servicios de inteligencia están de acuerdo con que le falta tecnología de reingreso a la atmósfera, por lo que un ataque continental queda descartado. Si no puede atacar América, el riesgo de una guerra mundial que afecte a Europa es insignificante. Se teme que su arsenal es mayor de lo que presenta, pero ese es un miedo recurrente. De nuevo, tome como ejemplo Irak en 2003. Es imposible saber con exactitud de qué dispone el adversario y dónde lo tiene almacenado. Pero eso nunca ha preocupado a las acciones.

    Y ¿qué podríamos estar pasando por alto? Un ataque a Seúl o a Tokio, pero piénselo bien. Tendría una sola oportunidad antes de que la OTAN acabara con él. ¿Qué finalidad tendría entonces un ataque así? No pretendo ser frívolo, tengo familia surcoreana y me preocupan mucho. Pero las acciones son insensibles y capaces de predecir estas cosas mejor que nadie. Confíe en el insensible, frívolo y brutalmente honesto mercado.