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Donald Trump, ¿un salvador o una vergüenza para Estados Unidos?

    Donald Trump, presidente de EEUU

    Marcos Suárez Sipmann

    Hace un año Donald Trump llegaba a la Casa Blanca. Aunque con un nivel actual de aceptación históricamente bajo de apenas el 35%, alcanza el 78 entre los republicanos.

    De nada sirve escudarse en la intromisión rusa y otras interferencias reales o imaginarias. O el anacrónico sistema electoral. El magnate ganó los comicios. Y es inquietante que fuera con una campaña basada en el miedo y los más bajos instintos de los votantes.

    Supo aprovechar la sensación generalizada de malestar. Prometió hacer "Estados Unidos grande de nuevo". Tergiversó los hechos contando medias verdades (las peores mentiras). Lo hizo culpando siempre a los demás. En especial, inmigrantes y musulmanes.

    Presumió de su supuesta visión para los negocios. Mas el empresario Trump contó con la nada desdeñable cantidad de un millón de dólares en concepto de capital familiar inicial. Aun así sufrió aparatosos fracasos y se equivocó en numerosas ocasiones.

    Se presentó como el único candidato no comprometido con los partidos políticos. Carece de visión y conceptos. Sus ideas no van más allá de procurarse un dudoso beneficio propio a corto plazo. Sí, está siendo eficaz su labor de destrucción al operar fuera de toda norma política. Mantiene secuestrado al partido Republicano y el Demócrata continúa estando dividido. Ambas formaciones deben despertar cuanto antes para poner fin al desgobierno.

    El inquilino de la Casa Blanca es impulsivo. Su inexperiencia se traduce en incompetencia. Agitador y populista. Hay, sí, indicadores de éxito. La Bolsa de Nueva York está alcanzando cotizaciones récord. La confianza empresarial está en alza. El desempleo está en su punto más bajo en 16 años. No obstante, la automatización seguirá eliminando puestos de trabajo. Se prevé que casi el 40% de los empleos en EEUU se perderán por esta causa durante los próximos 15 años.

    Daña no sólo las instituciones sino también la sociedad civil. Revisar los tuits presidenciales se ha convertido en la nueva moda. Son célebres sus disparates, además de sus despiadados ataques a opositores. Ha politizado incluso uno de los actos más solemnes del comandante en jefe; ofrecer el pésame a las familias de los soldados caídos.

    No ha logrado aprobar una sola iniciativa legislativa importante. Su administración, caótica y disfuncional, está colmada de escándalos. Prevalecen los intereses familiares. En general, no ha conseguido mejorar la vida de los norteamericanos. Su reforma fiscal se enfrenta a una gran oposición. Los medios de comunicación no afines son sometidos a acoso y ataques verbales.

    Ha causado estragos en muchos asuntos, como en política ambiental y comercial. Su actual gira por Asia no oculta el hecho de que se debilita la presencia e importancia de EEUU en el mundo.

    Entre las promesas rotas estaba la de acabar con el Obamacare o Affordable Care Act (ACA) y reemplazarlo por algo "mucho mejor". El ACA pretende posibilitar a todos los estadounidenses el acceso a un seguro de salud. Los republicanos no han podido ponerse de acuerdo para una reforma del sistema sanitario. Algunos temen poner en peligro su reelección si despojan a sus votantes del seguro. Mientras tanto, el presidente recorta ayudas financieras para ACA poniendo en peligro su éxito.

    O la construcción de un "precioso muro" en la frontera que debían financiar los mexicanos. En agosto, el Washington Post publicó el contenido de una conversación de Trump con su homólogo, Enrique Peña Nieto, en la que reconocía saber que México no pagaría el muro, y pedía a su interlocutor no mencionarlo. El Congreso norteamericano hasta ahora no ha autorizado los 1.500 millones de dólares iniciales para la construcción. Es difícil que lo haga.

    Mediante decretos u "órdenes ejecutivas", Trump sí que intenta poner en práctica otra promesa central: restringir la inmigración. Sus diversos vetos migratorios fueron anulados por distintos tribunales pero, según el Washington Post, parece perfilarse un convenio en torno al tema. La administración ya ha actuado contra personas que viven ilegalmente en EEUU. Más de 28.000 han sido detenidas, pese a no infringir ninguna ley, salvo la de inmigración.

    Un triunfo fue el nombramiento de un ultraconservador en la vacante de la Corte Suprema tras la muerte del juez Antonin Scalia. La mayoría republicana en el Congreso, que bloqueó los intentos de Obama de nominar un moderado, celebró la designación hecha del juez Neil Gorsuch, de tan sólo 50 años, para ese organismo en que los magistrados suelen tener un puesto vitalicio.

    Tras doce meses, Trump ha perdido sus primeras elecciones. Los demócratas se hicieron con la gobernación de Nueva Jersey. Y en Nueva York se impuso el actual alcalde demócrata. Sin embargo, si se celebrasen otras comicios nacionales hoy, es probable que Trump volviera a ganar en un país más dividido que nunca. Lo peor puede estar por venir.