Firmas
Las empresas catalanas dependen más de Aragón que de la Unión Europea
Lucio A. Muñoz
Cataluña es la región española con mayor número de autónomos de España. Y el tejido empresarial catalán, conformado en su mayor parte por pymes y protagonizado por determinadas multinacionales de primer nivel, sigue siendo crucial para la economía de nuestro país. A pesar de que ha perdido la pujanza y el liderazgo de antaño.
Sin embargo, las cuentas de resultados de gran parte de las empresas catalanas tienen una alta dependencia de Aragón. En concreto, casi la mitad de las ventas de las empresas catalanas se realizan en la comunidad autónoma aragonesa.
De hecho, son pocas las empresas catalanas que podrían prescindir del mercado aragonés. Tanto es así, que si las empresas y las administraciones aragonesas decidieran estratégicamente cambiar a sus preferenciales proveedores catalanes por otros procedentes de otras regiones, multitud de empresas catalanas entrarían en números rojos en tiempo récord.
Sin duda, en el hipotético caso de que Cataluña se independizara, no sería sorprendente que una respuesta comercial de este tipo se llevase a cabo. Dado el españolismo del que siempre ha hecho gala Aragón.
Otras comunidades autónomas cuyos mercados son muy importantes para las empresas catalanas son Valencia, País Vasco, Andalucía, Madrid, etc. No obstante, las ventas catalanas en estas autonomías no son comparables a las realizadas en Aragón.
Salida de la UE y del euro
Pero si se produjera la secesión de Cataluña, no terminarían en Aragón los problemas de las empresas catalanas. Puesto que, aunque las mismas consiguieran sobrevivir a un boicot aragonés a sus productos, tendrían igual de complicado refugiarse en las exportaciones, debido a que las condiciones en el mercado exterior cambiarían de manera desfavorable para ellas.
Recordemos a tal efecto que la independencia de Cataluña implicaría la salida de esta región de la UE y del euro, al convertirse en la República de Cataluña, un país independiente que tendría que solicitar el ingreso en la Unión Europea.
Este nuevo entorno político económico en el que deberían moverse las empresas catalanas aumentaría inevitablemente el precio de sus productos, con lo que se reduciría considerablemente el volumen de las exportaciones de las mismas.
Tanto en cuanto, los principales mercados de las empresas catalanas (después del mercado aragonés) se encuentran dentro de la UE: Francia, Alemania e Italia.
Deslocalización empresarial
No olvidemos, además, que una parte relevante de las exportaciones de Cataluña, sobre todo las relativas a productos tecnológicos y de alto valor añadido, procede de filiales que determinadas multinacionales extranjeras y españolas han implantado en esta región.
Se trata, por tanto, de exportaciones catalanas pero cuyo origen no radica en empresas de Cataluña, sino situadas de modo estratégico en esta comunidad autónoma.
Este perfil de empresas no podría sostener su negocio en una Cataluña independiente. Por tanto, la deslocalización sería una estrategia que pondrían en práctica estas empresas si la independencia se produjera.
El gran éxodo de empresas
De todas formas, el fenómeno de la deslocalización empresarial en Cataluña no es nuevo, sino que por el contrario, lleva muchísimos años produciéndose. Todo ello, en función de la altísima presión fiscal y el alto nivel de inseguridad jurídica existente en la región catalana. Entre otros muchos factores de índole estrictamente político.
Aproximadamente, 8.000 empresas han cambiado su domicilio social de Cataluña a otras regiones en los últimos 9 años. Siendo Madrid el destino preferido. Y, en menor medida, Aragón.
Abolir el régimen del 3%
Sin duda, las empresas en Cataluña han vivido y siguen viviendo un auténtico infierno. Porque la economía en esta autonomía está intervenida por la política independentista desarrollada por los diferentes gobiernos nacionalistas catalanes. Hecho que se ha producido en virtud de la dejación de funciones de los gobiernos nacionales de turno.
Si bien es cierto que este entorno económico político, basado en la subvención pública, el clientelismo y las comisiones políticas, está presente en todas y cada una de las comunidades autónomas españolas.
No es menos cierto que Cataluña se ha convertido en el paradigma de la corrupción autonómica, en este caso, por obra y gracia de los partidos independentistas.
En consecuencia, el Gobierno, no solo debería aplicar el Artículo 155 de la Constitución Española para evitar la celebración del referéndum ilegal.
Sino que también debería utilizar todas las herramientas legales amparadas por nuestro Estado de Derecho, al objeto de abolir definitivamente el Régimen del 3% en Cataluña, y evitar de la misma manera que se reproduzca otro órdago secesionista similar en el futuro.