Firmas

Serrat y Sabina frente a Lluis Llach: Mediterráneo y el Kurdistán

  • Las críticas de Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat al 1-O
Serrat en el momento de sus declaraciones contrarias al 1-O. <i>Foto: EFE</i>

Carmelo Encinas

El concierto de Joaquín Sabina el sábado noche en Alicante tuvo un ingrediente inesperado. En medio de su actuación quiso mojarse y mostrar su apoyo a Joan Manuel Serrat quien fue asediado en las redes por el aparato de propaganda separatista tras cuestionar la legitimidad del referéndum del 1-O.

"Yo lo firmo", dijo el cantautor jienense en referencia a las declaraciones de su amigo catalán defendiendo el respeto y la sensatez con que fueron pronunciadas. Una declaración que quiso adornar cambiando la letra de una de sus más conocidas canciones Y nos dieron las diez. "Se que no lo soñé, protestaba mientras me esposaban los Mossos d'Escuadra", varió la estrofa.

Sabina cuando canta en Cataluña arrasa y este pronunciamiento junto al de Serrat dibujan la batalla que la deriva secesionista está provocado en el terreno emocional. Una enfrentamiento con antecedentes muy lejanos en el tiempo cuando el cantautor Lluis Llach criticaba a Serrat por cantar en dos idiomas el castellano y el catalán, y no solo en este último como pretendía imponer a todos los de la Nova Canco. Llach le acusaba incluso de doblegarse a los intereses comerciales aunque él no tenía reparo alguno en ganar su buen dinero vendiendo discos en todo el Estado y dando conciertos en lugares tan demonizados como Madrid. A quienes acudimos a alguna de sus actuaciones en la capital, quienes pagamos religiosamente nuestra entrada y le aplaudimos quedándonos con lo mejor de él y orillando el despreció que siempre tuvo por la España que llenaba sus bolsillos, su actual proceder nos duele más.

Aquella L'Estaca que cantó contra el franquismo, como un himno de libertad, la entonan ahora para saltarse la ley y las reglas de la democracia, pervertir el Estatut y romper Cataluña y España. "Costará mucho tiempo superar la gran fractura social en Cataluña", dijo Serrat en esas declaraciones que le valieron él linchamiento del ultranacionalismo. Lo cierto es que su crítica a la falta de transparencia y de representatividad de la consulta han sonado con mas autoridad moral y más fuerza que ninguna otra acción contra la consulta ilegal.

La emblemática Mediterráneo puso fondo musical al acto celebrado por el PSOE el sábado en Barcelona. Pedro Sánchez volvió a la Ciudad Condal a defender el relato que contrapone el PSC a la acción de la Generalitat y todo el entramado separatista. Mediterráneo lleva camino de convertirse en un himno de la mayoría silenciosa catalana en favor de la concordia. En esos términos se planteó la convocatoria difundida a través de las redes sociales para que a las diez de la noche la gente pusiera en sus casas la canción de Serrat y hacer frente así a la cacerola programada por el independentismo.

El PSOE vuelve a situarse en el centro del tablero político en la crisis catalana y de momento con bastante acierto. La posición de Sánchez de defender la legalidad constitucional manteniendo la crítica a Rajoy está siendo lo suficientemente nítida para que no puedan emborronarla sus rivales políticos. Esto último fue lo que intentaron por activa y por pasiva este fin de semana el líder de Podemos y la alcaldesa de Barcelona en esa Asamblea express que convocaron en Zaragoza con los cargos electos de la formación morada. Uno y otro se esforzaron en reclamar al 'compañero Sánchez', como le llamó Pablo Iglesias, el que no se equivocara de aliado y se fuera al lado de los que apoyan el referéndum.

Muy sobreactuado Iglesias, que tiende a equivocar a los "presos políticos" con los "políticos presos", trató de competir con Ada Colau en la contundencia retórica como si ya sintiera su aliento en el cogote. Ambos dibujaron allí, en la llamada "declaración de Zaragoza", una línea de diálogo entre el gobierno español y la Generalitat para buscarle salida al conflicto de Cataluña. Esa línea de diálogo es por ellos entendida como el fruto de una moción de censura contra Rajoy. El objeto del documento no era otro que meter presión al PSOE para que afrontara esa iniciativa con el presunto apoyo de Podemos, PDeCAT y ERC. Sin embargo su estrategia quedó chafada por la negativa de ERC a firmar el manifiesto a pesar de que acudieron a Zaragoza como observadores. La formación que encabeza Oriol Junqueras deja meridianamente claro que , al menos por el momento, su estrategia política no contempla posibilidad alguna de diálogo lo que coloca a Podemos y a los Comunes, que surfeaban en la ambigüedad, en una difícil posición carente de relato.

La recta final del 1-O está retratando a todos y algunos no salen bien en la foto. Sin duda el mas desfigurado es Carles Puigdemont al que destrozó en su entrevista Jordi Evole haciéndole incurrir en constantes incoherencias y contradicciones. Los balbuceos del President alcanzaron el punto cenital cuando dijo estar a favor del referéndum del Kurdistán sin recordar que en el 2014 su partido voto en negativo a los plebiscitos de aquel territorio y a los de los palestinos y saharauis.

Puigdemont es hoy la autentica L'Estaca de Cataluña y ese Mediterráneo que los soberanistas radicales quisieran también parcelar, suena hoy a esperanza. Suena a respeto, diálogo y a sensatez, la que Serrat y Sabina reclaman. Eso que desprecia el siempre soberbio y elitista Lluis Llach.