Firmas

EL silencio de los corderos

    <i>Foto: Archivo</i>

    Mariano Guindal

    El mayor error cometido por la izquierda española durante el franquismo fue no enfrentarse con contundencia a los crímenes de ETA. La mayor parte de los progres de los 70 no se dieron cuenta que el terrorismo era una vulneración de los derechos más elementales. Un error histórico que hemos pagado durante mucho tiempo, como manifiesta Fernando Aramburu en su emblemática novela Patria.

    Ya en democracia la izquierda radical vuelve a cometer un nuevo y gravísimo error al no defender con contundencia el Estado de Derecho. La postura adoptada por Podemos frente al proceso independentista volveremos a pagarla durante mucho tiempo. El hecho de que su líder, Pablo Iglesias, argumente que la convocatoria de un referéndum de forma ilegal es parte del derecho de expresión y de manifestación es como tratar de justificar el 23-F.

    Subvertir un Estado de Derecho por la fuerza no es solo antidemocrático, sino también un acto inconstitucional que enfrenta a la sociedad. Este tipo de actuaciones son los que conducen a las naciones a suicidarse, como sucedió en España en 1936. Decir que poner urnas o hacer una consulta al margen de la ley es un acto inocuo es una mentira piadosa dirigida a engañar a los simples.

    Imaginemos que un grupo de ciudadanos, hartos de la delincuencia, organizasen un referéndum vinculante para implantar la pena de muerte en contra de lo que dice la Constitución. ¿Sería un acto democrático aunque ganasen? Señor Iglesias, si se pusiesen las urnas de forma ilegal para echar a todos los musulmanes que viven en España, ¿también sería un derecho de expresión y de manifestación?

    Cuesta creer que dirigentes de la izquierda radical como Ada Colau, Iglesias, Alberto Garzón u otros muchos guarden silencio cuando se están incumpliendo la Constitución y el Estado de Derecho. Tan grave y peligroso es saltarse las leyes con las urnas como con las armas, porque al final se genera violencia. Esta es la razón por la que el dirigente del PSOE, Pedro Sánchez, ha optado por ponerse al lado de la ley. Esta es la diferencia entre una izquierda democrática y otra que no lo es y que juega a la puta y a la Ramoneta. Como en la película de Jonathan Demme optan por El silencio de los corderos (1991).