El pulso del mercado energético
- EEUU se tambalea en su posición de líder en la producción de petróleo
Nervis Gerardo Villalobos
El informe que cada año presenta la británica BP por estas fechas supone un interesante medidor del pulso del mercado energético a lo largo del año anterior. En parte, por la ocasional diferencia de criterio entre este y otros informes anuales de la misma industria (véase los del Irena), en parte por confirmar tendencias mundiales, o por comparar la marcha de cada país con el marco global. Los resultados siempre interesan.
El 2016 consolida el camino hacia la eficiencia energética. El consumo energético global ha crecido en un flaco 1%, lo que confirma que la relación histórica (y sostenida) entre crecimiento económico y un mayor consumo de energía se ha ido para no volver. Incluso la imparable China, con una expansión económica del 6,9% en el pasado año se quedó a las puertas del punto y medio de aumento porcentual, con tan solo un 1,3%. Con ello el gigante asiático se asoma a la estabilización que viene caracterizando la curva de consumo de los países de la OCDE. Después de años de liderar el aumento de demanda, (recordemos que un 59,3% del crecimiento del consumo energético global entre 2005 y 2015 se debía exclusivamente a este país), China deja los grandes incrementos para otros y apuesta por el cambio. Sus serios problemas ambientales junto con el desarrollo de un sistema energético que sustente un progreso económico tan vertiginoso, están forzando a que la eficiencia y un menor uso del carbón dominen su nueva hoja de ruta.
El petróleo, como buen protagonista de la matriz energética mundial, sigue copando un tercio del total que consumimos. En 2015 ya teníamos precios reducidos del Brent, con tan solo 52,39 dólares de media, en 2016 los precios se reducen aún más, bajando hasta los 43,73, el precio nominal más bajo desde 2004. Gracias a ello la cuota del petróleo dentro del mix global ha vuelto a crecer sensiblemente, después de 14 años de declive y un leve repunte en 2015. La producción creció en Arabia Saudita e Irán, como era de esperar tras la negativa de la primera a cumplir con su cuota de producción con la OPEP, y ante el levantamiento del embargo petrolero al segundo. EEUU se tambalea en su posición de líder en la producción de crudo, después de bajar su producción en un 3,2% a lo largo de 2016. Su petróleo extraído por fractura hidráulica no lo tiene fácil para competir a la vista de los bajos precios de mercado.
Todo apunta a que el repunte del petróleo en los dos últimos años es a costa de otra de las energías fósiles, el carbón, que vuelve a caer en 2016. Considerado por muchos como el más contaminante de los combustibles fósiles, el uso del carbón se contrae en EEUU pero sobre todo en Reino Unido donde su uso se ha reducido en un radical 52% en apenas un año. La caída libre británica se explica por el crecimiento imparable de la energía eólica, de la biomasa y de la fotovoltaica, y sobre todo, por la sustitución del carbón por gas natural. Más allá del caso británico, en términos globales el carbón baja en un 1,7% con lo que pasa a su registro más bajo desde 2004. El declive del carbón está presente en la parte de la demanda, pero también en la de la oferta. EEUU ha producido un 19% menos en 2016 y China ha menguado su producción en un 78,9%.
Como ya se anticipaba, las energías renovables (excluida la gran hidroeléctrica) han sido las triunfadoras del año con un ascenso del 14,1%. Una cota de crecimiento algo inferior a la de años anteriores pero que sigue siendo indicadora de que la transición energética está en marcha y a buen ritmo, diga lo que diga Trump. La eólica es la que más crece, acumulando ella sola la mitad del crecimiento de las renovables al completo. Le sigue la solar con un 18% del total. Lo más destacable en cuanto a renovables viene de la mano de los liderazgos. La región de Asia Pacífico supera por primera vez a Europa y Eurasia en la producción de energías más limpias. Y China arrebata finalmente el cetro de primera potencia productora con renovables a quien era hasta ahora el líder indiscutible en términos absolutos, Estados Unidos.
Parece que la agenda de la Casa Blanca en política energética, erigida tras las elecciones norteamericanas de noviembre, ya empieza a desplegar consecuencias en 2017.