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Macron, la última bala contra el populismo

  • Debe ser el punto de inflexión frente al auge de populismos y nacionalismos
<i>Foto: Reuters</i>.

Ana Samboal

El largo suspiro de desahogo se ha escuchado en toda Europa. Tras el inesperado resultado en el referéndum del Brexit y el desembarco de Donald Trump en la Casa Blanca, la victoria de Macron en las presidenciales francesas ha sido un alivio para un sistema carcomido por la corrupción, la insuficiencia de recursos, el miedo, el enfado y el desencanto.

Quizá él sea la última oportunidad para rehacerlo desde dentro, la última bala en la recámara. Ha logrado parar el efecto dominó... El gran modelo socialdemócrata que ha imperado en Europa en el último siglo, el Estado del Bienestar que ideó Bismarck está herido de muerte. Y, paradojas de la vida, probablemente se deba a su éxito. Las elites lo sabían, pero incapaces de decir a una población asustada lo que saben que no quieren oír, han optado por mentirnos. Por eso y por su afán de usar lo público para satisfacer intereses personales y privados, hemos llegado hasta aquí.

Tenemos también los europeos nuestra cota de responsabilidad, porque hemos decidido hacernos los sordos, los ciegos y los tontos, porque a fuerza de oír promesas vanas hemos optado por quedarnos con las más bonitas, aun sabiendo que son falsas. Entre el original y la copia, siempre ganará el primero. Y el original, en cuanto a decir mentiras se refiere, es el populismo.

Ahora, Macron tiene la oportunidad de cambiar esa dinámica. Por eso está ahí: es el candidato de laboratorio, el mejor preparado para hacer frente al reto. Su liderazgo debe marcar las pautas para convertir de nuevo a los europeos en adultos responsables de su vida y sus actos, tiene que reformar el modelo para hacerlo sostenible y también justo, está obligado a sanear la vida pública para devolver a los ciudadanos la confianza en sus representantes, en las instituciones. Estas elecciones pueden ser el punto de inflexión, el que evite que Europa implosione de nuevo subida en una tenebrosa ola de nacionalismos y populismos. Aunque quizá le estemos pidiendo demasiado...