Firmas

Predomina el electoralismo


    Miguel Ángel Bernal Alonso

    El actual Gobierno presenta por primera vez unos Presupuestos que no estarán marcados por una crisis devastadora para la clase media española.

    Atrás quedan muchas cosas que nunca se deberían olvidar sobre el Gobierno de Rajoy. Por supuesto la herencia recibida del peor presidente de la democracia española, el incansable y agotador Rodríguez Zapatero. También el condenable e imborrable incumplimiento del programa que encumbró a una mayoría absoluta, recuerden la subida o creación de más de cuarenta impuestos. Pérdida de importes de salarios a funcionarios en sus sueldos, así como el incremento de puestos de trabajos inestables en la función pública. Recortes de prestaciones a la clases media, lo que sin lugar alguna era el gran paradigma y la gran conquista de la democracia. Una caída de la actividad que llevó a nuestro país a ocupar el segundo puesto en la ratio de desempleo en Europa, después de Grecia. Un aumento desmesurado del déficit público, que hemos venido incumpliendo, casi sistemáticamente. Una Seguridad Social marcada por una situación que parece en estos momentos de gran incertidumbre y crítica.

    La herencia del horrendo Rodríguez Zapatero ha marcado la legislatura de Rajoy. Aunque desde luego para todos aquellos que le votaron se toparon con una irresponsabilidad que no fue otra que la de traicionar al programa que encumbró a una mayoría absoluta. Los economistas solemos decir que la política, al menos económica de un Ejecutivo, se ve en sus Presupuestos. Es por esta razón por la que he comenzado esbozando la historia de un Gobierno con cuatro años de gobierno en mayoría absoluta, uno en funciones, más menos de seis meses en mayoría no absoluta. Que cada uno juzgue bajo su óptica a Rajoy y sus ministros. Si las urnas son ese plebiscito de valoración popular, las últimas votaciones fueron claras: aprobado raspado. Ese aprobado está justificado, además, por el bajo nivel del resto de partidos y sus líderes. Ahora toca valorar los actuales Presupuestos. Unos Presupuestos influenciados por Ciudadanos. Desgraciadamente, mi valoración es más bien tibia, deslizándome hacia la desazón y la tristeza. Estamos de acuerdo con que son quizá los primeros Presupuestos donde no se aprecian recortes. Cierto, son unas cuentas donde se recogen medidas sociales para la clase media y baja por casi 4.000 millones de euros, casi 100 euros por español. Unos presupuestos que no recogen o al menos han dilatado en el tiempo, la creación o subida impositiva en IVA o impuesto especiales. No voy a caer en el error de decir bajada, pues no es cierto, dado que la caída del IVA es el chocolate del loro. El ministro Guindos y la mano derecha económica de Rivera, Garicano, pueden reunirse a tomar café y así escenificar el atrezo de unos presupuestos pactados.

    Sin embargo, detrás de ese acuerdo con café, de lo que en términos empresariales sería una buena estrategia de marketing para potenciar la marca PP-Ciudadanos, a mí me queda la desilusión. Desde hace tiempo los responsables políticos siguen sin entender que están para resolver problemas. La oferta de empleo público, cifrada en más de 250.000 puestos de trabajo, no es totalmente cierta. Una parte de esos puestos de trabajo están cubiertos por eventuales o empleos temporales. Después de las sentencias que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) ha emitido sobre este tema, la situación tenía que cambiar. Lo que se nos publicita como el año de la gran oferta de empleo pública, es tan solo la consecuencia de la descerebrada idea de puestos eventuales y temporales. Los presupuestos además esconden la situación de las pensiones. Este año la subida es tan solo del 0,25 por ciento, pero ya se habilita una línea para préstamos al organismo público por parte del Estado.

    Alguno querrá ver alegrías en los mismos. Por ejemplo, que cumpliremos con Bruselas. Habría que decirle que si después de una vuelta de exprimidor de bolsillos de clase media, sin parangón de la historia reciente, y con más de dos años de un crecimiento superior a la de nuestros socios europeos somos capaces de tener un déficit como el que marca Bruselas la cuestión no me parece suficiente para dar albricias por la gesta conseguida.

    Son unos Presupuestos de cara a final de año. Tremendamente electoralistas para PP y Ciudadanos, que sin embargo no marcan una senda, ni medidas para el gran problemas del país. Ese problema no es otro que la correlación de las cuentas públicas con la situación económica. Una fuerte bondad ante crecimiento continuado, con una caída de los ingresos ante un contexto negativo.