Firmas
Mayor y mejor integración europea
- El próximo gran objetivo es concluir la construcción de la Unión Bancaria
Pablo Zalba
Cómo lograr no sólo más Europa, sino una mejor Europa? Se trata de una de las grandes cuestiones de nuestro tiempo en nuestro continente, y su respuesta no es en absoluto sencilla ante los enormes retos que se nos plantean. Los principales están en la mente de todos: la salida del Reino Unido de la UE; las dificultades para armonizar una respuesta europea a la grave crisis humanitaria provocada por la llegada de refugiados; el auge del proteccionismo como idea preponderante; la incertidumbre ante el rumbo que puedan tomar países como Alemania y Francia tras sus procesos electorales de este año. Desde luego, el tamaño de las dificultades es colosal, pero estos retos en ningún caso deben distraer de lo fundamental: profundizar en la integración europea, ya que se trata de la mejor vía para consolidar la recuperación económica y la creación de empleo, sostenida y sostenible y, por ende, poder vencer la desafección que se ha instalado en no desdeñables capas de la población. Así, la respuesta europea debe partir de la consideración de la integración europea y más concretamente, del euro, como una realidad irreversible, ya que tal y como dijo recientemente la canciller Merkel: "el euro es nuestro destino común y Europa es nuestro futuro común".
Hace unos días presentamos en el Instituto de Crédito Oficial la edición 2016 del Anuario del Euro, la 4ª edición de la colaboración entre la Fundación ICO y la Fundación de Estudios Financieros, cuyo objetivo es contribuir al conocimiento y relevancia de nuestra moneda única así como sugerir ideas para su refuerzo y mejora. El Anuario va camino de convertirse, si no lo ha hecho ya, en un instrumento de referencia para comprender los principales acontecimientos que cada año afectan a nuestra moneda única. Invito a todos ustedes a que accedan y lean el Anuario en nuestra web.
El Anuario 2016, además del excelente resumen ejecutivo de su director, Fernando Fernández, cuenta con 11 rigurosos capítulos de diferentes autorías, entre las que destaca Jaime Caruana, director del Banco de Pagos Internacionales (e igualmente presente en la presentación del Anuario en Madrid) y autor de un magnífico artículo panorámico sobre la situación actual de la zona euro, o Guntram Wolff, director de Bruegel, sin olvidar las colaboraciones de algunos de los principales servicios de estudios de nuestro país. Cada sección está dedicada a temas de interés para todo lector interesado, sin que falten, entre otros, textos sobre el papel del euro en el mundo, la política del Banco Central Europeo o la unión fiscal.
El hecho de que cada capítulo haya sido escrito por diferentes autores otorga al texto una valiosísima pluralidad de visiones y enfoques, que en todo caso se conjugan con un consenso fundamental: el deseo de lograr una mayor y más profunda integración europea, en el convencimiento de que la integración europea es el mejor camino para incrementar el bienestar en nuestras sociedades.
En la presentación del Anuario en Madrid, Jaime Caruana recordó que EEUU necesitó 150 años para ser una unión monetaria óptima. Este dato aporta la perspectiva para poner en valor lo mucho que se ha logrado en Europa en apenas 20 años, incluso me atrevería a decir en los últimos 5 años. Es cierto que hay que concluir la construcción de la Unión Bancaria (la necesidad de un fondo común de garantía de depósitos ocupa un capítulo del Anuario) una vez conseguidas la supervisión y la resolución común (igualmente tratadas en el texto); es igualmente cierto que hay que proseguir con la Unión del Mercado de Capitales y que hay que avanzar hacia una Unión Fiscal (que no implica una armonización sino el establecimiento de unas normas comunes a la hora de fijar la política fiscal), todo ello con el horizonte de una Unión Política.
Pero no es menos cierto que de la reciente crisis económica salimos con instrumentos inimaginables hace muy pocos años. Todo esto, junto con la acción decidida del BCE, ha permitido la estabilización de los mercados financieros. En efecto, hace muy pocos años nadie habría pensado que contaríamos ya con una supervisión bancaria unificada o con un mecanismo común de resolución bancaria.
Del mismo modo, estoy convencido de que hoy no somos capaces de vislumbrar los avances que lograremos estos próximos años si continuamos con un espíritu constructivo y reformista, que ponga en valor lo logrado, pero que no se conforme con lo conseguido. El espíritu europeo en suma.