La reina... de África
Mariano Guindal
Un amigo, alto cargo socialista, llama a Susana Díaz La reina de África (1951) como la obra maestra de John Huston. Es posible que lo haga porque hace un paralelismo con Rose Sayer, la puritana misionera que huye de las tropas alemanas. Es decir, del PP de Rajoy, y que interpreta magistralmente Katherine Hepburn; Pedro Sánchez sería el fracasado capitán de barco (Humphrey Bogart); y el destartalado navío en el que intenta flotar bien podría ser el PSOE.
Aunque el símil es atractivo no creo que los detractores de Susana vayan por ahí. Más bien consideran que Sevilla está muy cerca del continente negro y que existe rechazo a todo lo andaluz: "Queremos un PZOE ganadó". Y ese rechazo tiene su lógica: los socialistas del resto del Estado no quieren un PSOE andaluz, como el que hubo durante buena parte de la Transición con Felipe González y Alfonso Guerra.
Aunque no se dice públicamente, más de uno verbaliza que el problema de España no es Cataluña ni Euskadi, es Andalucía, gobernada desde hace casi 40 años por el mismo partido, aún una de las regiones más atrasadas de Europa, y probablemente la que esconde más corrupción. Es el granero de votos de los socialistas, quienes con políticas clientelares impiden la alternancia. Según los defensores de Sánchez, los socialistas andaluces impiden una salida al conflicto catalán, protegiendo intereses territoriales y políticos.
Siendo todo esto cierto, lo que ocultan es que Díaz es la única candidata que defiende un PSOE con visión de Estado, con vocación de poder. Con el "no es no" y el "sí es sí" de Sánchez probablemente el partido termine como segunda marca de Podemos; y con Patxi López y su "contra Rajoy vivimos mejor" no irían a ninguna parte, pues no parece "ni carne ni pescado".
La reina de África, con sus defectos y con sus insuficiencias, es quien mejor conecta con ese PSOE que ancló España durante un cuarto de siglo y que debe seguir anclándola. No pode=mos menospreciar que esa seguridad, que proporcionó al proyecto de España, modernizó el país y facilitó la prosperidad más prolongada de nuestra Historia. Que nadie se engañe: el problema catalán se resolverá teniendo en cuenta a Andalucía, con Susana o sin ella.