Firmas
La España real
Ana Samboal
De las noticias que publica la web de elEconomista, dos captaron este lunes mi atención. Dos datos aparentemente inconexos, sin más relación que el contenido económico de ambos.
Uno de los titulares decía que las autonomías tardarán ¡veinte años! en reducir la deuda que han acumulado en los últimos cinco. El otro se hacía eco de uno de los mejores datos del cierre del ejercicio 2016: batimos nuestro récord de exportaciones.
Ambas informaciones reflejan la situación de la economía de España. Una es la España pública. Otra, la privada. Una indica que nuestros gobernantes, lejos de achatarrar gastos innecesarios en los últimos años de crisis, los han elevado hasta tal punto que necesitarán dos décadas para amortizarlos. Y eso que estamos creciendo muy por encima de la media de Europa, como le gusta destacar al Gobierno cada vez que tiene la oportunidad. El otro dato revela la evolución del tejido productivo del país.
Desde 2008, las empresas han reducido sustancialmente sus costes y su deuda. A costa, en muchos casos, de recortar salarios y reducir empleos. No creo que por gusto, la verdad. Si el mercado nacional estaba en coma, no les quedaba otra que buscar nuevos compradores. Y estaban en el exterior. Aprendieron la lección con celeridad, por la cuenta que les traía: había que ser competitivos para ganar cuota fuera de nuestras fronteras.
Empresas y asalariados, es decir, la España real, son los que han parado la crisis. Mientras ellos le echaban sudor y lágrimas, la España oficial seguía instalada en su dolce far niente. Y es que, si a un empresario no le llega para cerrar el mes, tiene que tomar drásticas medidas. Si no le llega a un político, no tiene más que clamar a Montoro para que meta la mano en el bolsillo de los ciudadanos. ¿La conclusión? Los impuestos seguirán siendo elevados. Las empresas y los ciudadanos tendrán menos dinero para invertir y consumir. Menos mal que hicieron bien sus deberes...