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Obama cede el testigo a Merkel

  • La suerte se decide en 2017 con elecciones en Francia, Holanda y Alemania

Marcos Suárez Sipmann

La fecha del encuentro en Berlín entre Angela Merkel y Barack Obama había sido fijada hace un mes y medio. Pero la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump puso fin a los planes de una reunión bajo el signo de la continuidad.

Obama se siente bien en la capital alemana. Esta visita, la del adiós, ha sido la sexta de su mandato. Fue justamente aquí donde, en julio de 2008, tuvo lugar el mitin electoral más importante del entonces candidato. En un discurso vibrante ante 200.000 personas, confesó su esperanza de lograr un mundo sin armas nucleares.

Ocho años más tarde las cosas son muy diferentes. Pese a mostrarse optimista y confiar "especialmente en los jóvenes", el presidente saliente estimado en Alemania no oculta su temor ante las políticas anunciadas por su sucesor.

Respecto a Rusia, vecino tan importante de la Unión Europea, Obama espera que el mandatario electo adopte una actitud constructiva, aunque advirtió que asimismo "deberá resistir a Moscú cada vez que dé la espalda a los valores occidentales y al derecho internacional". Cree necesario que las sanciones impuestas hace dos años por el conflicto en el este de Ucrania sigan vigentes, mientras Moscú no respete los acuerdos de Minsk.

Coincidió con Merkel en subrayar la importancia de continuar las negociaciones comerciales en busca de un tratado de libre comercio. La canciller afirmó que hará todo lo necesario para "trabajar serenamente con el futuro presidente", decidido adversario de ese tratado.

Tras la victoria de Trump, el periódico The New York Times había declarado a la canciller como "la última defensora de la libertad en Occidente". Merkel dejó entrever que estaría dispuesta a asumir esa tarea tan difícil el día siguiente de la victoria republicana. Desmarcándose del resto de sus homólogos europeos, envió al futuro presidente una felicitación en forma de contrato. Declaró desde Berlín que Alemania y EEUU están unidos por valores: la democracia, la libertad, el respeto del derecho y la dignidad del hombre, independientemente de su color de piel, su religión, su sexo, su orientación sexual o sus convicciones políticas. Es "sobre la base de esos valores que propongo una estrecha colaboración al futuro presidente de EEUU", precisó.

Merkel se enfrenta a un reto enorme. Es difícil pensar en otro dirigente que pueda ocupar el vacío que dejará Obama el 20 de enero. Por si esto fuera poco, hay que resaltar que la capacidad diplomática global de Merkel es relativa. Alemania no es miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, una organización que Trump declaró "no sirve para nada". Con el agravante de que el Consejo puede acabar más dominado que nunca por el nacionalismo. Vladímir Putin utiliza su poder para bloquear las iniciativas de Occidente. El líder chino Xi Jinping se apoya en el autoritarismo y es un aliado de Moscú en el Consejo. En Francia una victoria de Marine Le Pen en 2017 amenazaría los valores de su democracia. Y tras el Brexit, Theresa May está obligada en la actualidad a centrarse únicamente en las demandas domésticas.

En Europa, el liderazgo de Merkel podría verse debilitado por una serie de citas electorales. El 4 de diciembre, Italia votará en un referéndum que decidirá la suerte de Matteo Renzi y Austria elegirá a su jefe de Estado, que puede ser el candidato de extrema derecha. La suerte de la UE se decide en 2017, con las elecciones en Francia, Holanda y Alemania. En los tres países, los populistas avanzan. Lo más decisivo son los comicios franceses, en abril, en el mencionado contexto del continuado ascenso de la extrema derecha.

Antes de las presidenciales en EEUU, Obama advirtió con insistencia sobre Trump. Ahora lo que se requiere es llevar a cabo un traspaso de poder ordenado. Son las reglas de la democracia. Para limitar los posibles daños que surjan apuesta por Merkel, a quien aprecia. Subraya su constante y alta capacidad de resistencia. Sostiene que en el escenario político internacional no podía haber encontrado una socia más sólida y fiable que ella.

En Berlín, un buen presidente se ha despedido de la canciller. Sin expresarlo con palabras pasó el testigo de "líder del mundo libre" a Merkel el hombre que ejerció ese papel durante dos mandatos desde la otra orilla del Atlántico.

"Los alemanes deberían saber valorarla", afirmó Obama tras un emotivo y sentido elogio. La canciller, contenida y templada según su estilo, todavía no ha decidido si se presenta a la reelección en septiembre. Tras doce años en el poder, se enfrenta a una carga aun más pesada. Sin embargo, ha demostrado que puede hacerlo. Obama no es una persona que tienda a exagerar.