Firmas

Un Gobierno que expresa fortaleza


    Juan Fernando Robles

    Rajoy no ha renunciado a continuar con las líneas maestras del área económica de su Gobierno, que de ninguna forma considera amortizado. Cambios sí, pero quizás más mirando hacia dentro del partido que haciendo guiños a ningún otro. Los nombramientos no se han hecho para contentar a Ciudadanos y menos al PSOE. La salida de Fernández Díaz estaba cantada desde las escuchas y la de Margallo la cantaba él cada día. También ha salido Morenés, quizás porque también se ha pretendido rejuvenecer el ministerio y colocar a Cospedal en una cartera de poco peso político.

    Refiriéndonos al área económica, se refuerza a De Guindos y se debilita anecdóticamente a Montoro, pues aunque pierde Administraciones Públicas, retiene Función Pública, lo que hace ver que seguirá mandando sobre el funcionariado. Sáenz de Santamaría, además de Presidencia, se hace con Administraciones Públicas, pero pierde la portavocía en favor del también ministro de Educación, Méndez de Vigo, lo que le dará menor presencia pública. Sin embargo, se apunta que Álvaro Nadal ocupe el nuevo Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital, batiburrillo de competencias desgajadas del Ministerio de Industria, que mantiene De Guindos. Fátima Báñez se mantiene en Empleo y hay que recordar que bajo su mandato se ha aprobado una reforma laboral muy discutida, pero inédita y beneficiosa para el empleo. Nadie mejor para defenderla.

    De Guindos ha conseguido una potente imagen en Europa, que sin duda Rajoy no ha querido desaprovechar, pero nombrarle vicepresidente sin ser miembro del partido resultaba excesivo. De los ministros que estaban en funciones, sólo tres han salido, lo que demuestra que el previsible Rajoy no ha querido sorprender, dando por buena la gestión de su equipo económico y dejando bien claro que los que han conseguido el éxito en los momentos duros serán los pilotos de la recuperación.

    El Ejecutivo resulta compensado con un arreglo al juego de poderes dentro del partido. Muy del estilo del presidente no provocar que haya ni vencedores ni vencidos y ha demostrado lealtad a todos aquellos que le han acompañado en los momentos difíciles.

    Es un Gobierno que se configura en clave interna y que viene a decirle tanto a quienes le apoyaron en la investidura como a los que no, que tienen que entenderse con la mayoría de los que supuestamente han aplicado el rodillo. En todo caso, es un Gobierno más político en las materias que se precisa y con un perfil menos duro, lo que le dará grandes oportunidades de llegar a acuerdos en una legislatura que, seguramente, tendrá menos sobresaltos de los que parece, dada la debilidad del resto de grupos de la cámara.

    En todo caso, Rajoy tiene en la perseverancia su mejor arma política, ante los bandazos de otros. Ni que decir tiene que Sáenz de Santamaría sigue perfilándose como una más que notable sucesora. Todo parece tan previsible en Rajoy, que quien tiene más opciones seguramente es quien tiene más opciones.

    Por fin, España tiene Gobierno y no es muy diferente del que tenía. Toda una reafirmación, no ya de poder, sino de fortaleza política, pues aunque resulta ser el presidente investido con menos diputados desde la Constitución del 78, ha elegido a sus ministros como si tuviera mayoría absoluta y, tal como están los demás y el miedo que tienen a pasar por las urnas, parece que es verdad.