El Brexit como ejemplo de comportamiento
Javier Nart
En el hemiciclo del Parlamento Europeo a la derecha, naturalmente, está el Frente Nacional de Marie Le Pen, sus camaradas del hipernacionalista UKIP británico y, a continuación, los italianos de Beppe Grillo, los euroescépticos, el Partido Popular Europeo, los liberales y demócratas, los verdes, los socialistas y, por fin, en la extrema izquierda, Podemos, Bildu, el Sinn Fein irlandés y radicales varios.
Desde mi escaño observé primero con sorpresa y después con sorna cómo se producía un extraño eco sociopolítico entre la extrema derecha y la extrema izquierda. Entre Le Pen y sus amigos y Podemos y sus afines. ¡Porque votaban y votan, generalmente, igual!
Y para ejemplo una muestra: la muy reciente y trascendente votación sobre la decisión británica de abandonar la Unión. Era una resolución en la que lamentando el Brexit requería a los 27 países miembros la profundización en el proceso de unidad, afirmaba nuestra común voluntad europeísta y exigía al Reino Unido una inmediata comunicación de su decisión para poner en marcha el proceso negociador de salida. Y además ponía de manifiesto que no se daría tratamiento especial, privilegiado, sino que el Reino Unido debería responsabilizarse de su irresponsable decisión. Out is out.
Sin rencores pero evidentemente sin amores. Y les contaré qué votó cada cual: los liberales y demócratas, los socialistas, populares y verdes (estos en su mayoría) a favor de la resolución: 395 votos. Los conservadores británicos, los populistas radicales italianos de Beppe Grillo, los euroescépticos... el Frente Nacional Francés y la izquierda radical comunista española... en contra.
¿Y qué votó Podemos? Podemos se puso de perfil. Ni sí ni no, sino todo lo contrario. Ni frío ni calor, cero grados. Se abstuvo. ¡Una resolución de semejante calado no les pareció de interés suficiente para posicionarse! Podemos simplemente pasaba por allí. Exactamente igual que una votación anterior... sobre Venezuela.