Firmas

Lo desconocido, gran oportunidad

  • Las compañías aseguradoras pueden obtener de fintech nuevas soluciones

Daniel Meere

Esta es la historia de dos desconocidos a los que les separa una inmensa brecha generacional. Son casi 700 años de historia los que distancian a uno del otro. El primero, un gigante con siglos en su mochila, es el sector asegurador. Sus servicios se han hecho imprescindibles, su negocio es más que solvente y convive en un círculo especializado y cerrado.

El segundo son las denominadas fintech, compañías de innovación tecnológica nacidas para ofrecer servicios al sector financiero. Han aparecido con fuerza y de forma masiva en el último lustro. Su genética es creativa y su agilidad les dota de una capacidad innata para encontrar la manera de llegar. Ya se han convertido en un apreciado socio de la banca y las aseguradoras no pueden permitirse el lujo de no sumarse a esa colaboración. Su tecnología no debe ahorrar sólo costes, también debe permitir conectar mejor con el cliente.

El mayor reto para que esa relación cuaje pasa por poner fin a algunos clichés que se han tomado como dogmas. El primero es dejar de pensar que la tecnología tiene que ser propia y confiar en compañías externas para que desarrollen las fórmulas más adecuadas en el siglo que vivimos.

Pero eso no es todo. A partir de ahí, las fintech empezarán a ser candidatas a aliadas. Serán un buen socio para crear nuevos productos para la nueva economía, para sacar partido del big data, para gestionar el riesgo o, incluso, para eliminar burocracia entre el cliente y la aseguradora.

Es cierto que no se puede permitir que trabajen sin control, pero ponerles excesivos límites las desvirtúa, así que será necesario encontrar un término medio.

No podemos descartar que las compañías aseguradoras creen su propio ecosistema de fintech, para que un grupo de éstas trabajen en común con la ayuda de un intermediario externo. Como siempre, una cuestión debe quedar clara: a esas compañías no se les puede encargar todo. Al revés, deben tener premisas muy claras y fijadas en una hoja de ruta.

Las fintech pueden jugar el papel de colaboradoras, pero también el de sustitutas. En los próximos cinco años vamos a ver en el mercado aseguradoras que no son aseguradoras. Las compañías tecnológicas pueden desarrollar sistemas y productos que acaben siendo el embrión de nuevas aseguradoras y que sustituyan al sector tradicional, consciente de que la tecnología les ha situado en una otra etapa disruptiva de su historia. Y las aseguradoras tienen precedentes.

Si las compañías tradicionales son capaces de convencer a las fintech que pueden ser aliadas y no rivales, los riesgos se convierten en grandes oportunidades de negocio. La capacidad tecnológica de esas talentosas compañías puede revolucionar la fijación de la prima del automóvil incorporando los teléfonos inteligentes y todos sus sensores a las fórmulas para recabar información de los conductores en el momento que más les interesa a las aseguradoras. ¿Esa tecnología la puede desarrollar una aseguradora?, ¿merece la pena que así sea?

Los precios de los seguros se han convertido en verdaderas commodities, valoradas en función de su precio y de la calidad de su servicio. La marca ya no es tan importante y las aseguradoras empiezan a reconocerlo. Las fintech pueden darles soluciones. Están ante lo desconocido; están ante otra oportunidad.