Los cuatro problemas que siguen sin resolverse en España desde el inicio de la Edad Moderna
- Cuatro objetivos que han sido obviados y aplazados una y otra vez
Julio Anguita
Mareados, cansados, hastiados e irritados por este culebrón sin fin de la investidura podemos perder de vista cuál es el trasfondo de este aparente guirigay. Hagamos un poco de memoria histórica.
La Transición eludió abordar los cuatro problemas que seguían sin resolverse desde la última parte de nuestra Edad Moderna: (1) La asunción de la plurinacionalidad de España; (2) La necesidad del pronunciamiento ciudadano acerca de la forma de Estado, república o monarquía; (3) La instauración efectiva de un Estado laico; (4) La regeneración de la política, la democracia, la ética pública y el funcionamiento de las instituciones.
Problemas adicionales
A estos cuatro objetivos políticos, obviados y aplazados una y otra vez a lo largo de nuestro pasado, se le añaden otros dos, hijos de la nueva realidad nacional e internacional: (a) La construcción de un proyecto europeo, solidario, democrático, previa recuperación de la soberanía política y monetaria; (b) La aplicación consecuente de las tres generaciones de DDHH: los políticos, los sociales y los medioambientales.
Los cuatro primeros, pospuestos una y otra vez como dije anteriormente, retornan con periodicidad con la urgencia de la las facturas pendientes. Con la perentoriedad de las necesidades derivadas de una realidad histórica y social no tenida en cuenta nunca. De los otros dos, el primero es consecuencia de las alegrías, improvisaciones y la superficialidad con la que se ha construido la actual UE.
Los datos están ahí y muestran cómo al europeísmo de salón le ha sucedido el euroescepticismo y la carencia de proyecto político. Considero que cuando terminen estas saturnales de facundia, inmoderada utilización de los medios de comunicación y representación diaria de comedias de astracán, alguien deberá decirle a la ciudadanía con reposo, respeto y también con crudeza en dónde reside el origen de los problemas que la acucian. Que los sepa también el investido o la investida.