Un globo económico en aterrizaje forzoso
- La liquidez en los mercados ha propiciado una burbuja inquietante
Ignacio Nart
Los globos, como los mercados, acaban cayendo por su propio peso cuando se deja de inyectar aire caliente para que asciendan. En el caso de los mercados bursátiles la inyección de niveles de liquidez extraordinarios ha propiciado una burbuja que hoy inquieta. La combinación de sucesivos QE, y una sustancial transferencia de riqueza a los países exportadores de petróleo -cuando el crudo cotizaba a 100 dólares/barril- se derramó por los mercados financieros inflando valoraciones fuera de proporción con los beneficios. Una situación anómala que empezó a corregirse en 2015 cuando el barril inició su desplome hasta los 50 dólares para hoy sobrevolar rozando los árboles a niveles de 27-30 dólares. La caída de ingresos que esto supone para los países exportadores de crudo y los consiguientes déficit fiscales a los que se enfrentan les ha obligado a romper la hucha. Sostener el nivel de gasto público es un imperativo de sobrevivencia para unos Gobiernos que, principalmente en el Oriente Medio, dependen para su estabilidad de sustentar un sector público hipertrofiado e ineficiente, única fuente de empleo para la mayoría de su población y un fastuoso régimen de subvenciones de todo tipo que lastran su modernización.
Economías tradicionalmente rentistas se enfrentan hoy a un cambio de paradigma, como es el caso de Arabia Saudita que en 2015 registró un déficit fiscal equivalente al 16,5% de su PIB. Un descuadre generalizado en las cuentas públicas acentuado por la respuesta a la "primavera árabe" en donde el gobierno se lanzó a aumentar salarios y canonjías para templar descontentos, agravado mas tarde por su costosa intervención armada en Yemen.
La persistencia de precios alrededor de 31 dólares/barril supondrá para el conjunto de los países exportadores pasar de un superávit por cuenta corriente de unos 630.000 millones a un déficit estimado de 260.000 millones en 2016. Y esos precios no van a variar significativamente. Hay un exceso de oferta, amén de la potente válvula reguladora que supone la explotación del petróleo esquisto con costes de producción cada vez mas reducidos que anclarán precios en niveles cercanos a los actuales. Recientemente el FMI calculaba que el "fiscal-break even price", es decir, el precio al que se debería vender el crudo para que estos países no tuvieran déficit no podía ser inferior a 54 dólares, aunque en el caso de Arabia el listón se situaba en 106 dólares y en 60 dólares para Venezuela. Ese desequilibrio presupuestario, según J.P. Morgan, sólo podrá ser cubierto recurriendo a la venta de los activos acumulados en sus Fondos Soberanos (SWF) que, de reflejar su actual composición, supondrán ventas anuales por valor de $140.000 millones en activos monetarios -los famosos petrodólares que contribuyen a la liquidez mundial- y otros 100.000 millones en inversiones bursátiles especulativas y participaciones directas en empresas. Un flujo de ventas que reforzarán la debilidad general de los mercados, que se suma a las malas perspectivas atribuidas a los inversores minoristas a los que frente a compras por valor de $375.000 millones en 2015, esa misma fuente reducía sus previsiones para el presente año a un rango amplio entre 200.000 millones y ¡cero¡ Pinta por lo tanto un mercado en hibernación, como el homólogo oso, ó sesteando en el mejor de los casos.
Un contexto global nada halagüeño agudizado por un elevado endeudamiento en dólares que hace temer la aparición de problemas de solvencia en las economías emergentes y en sectores que como la minería y la energía realizaron fuertes inversiones en "capex", al calor del boom en materias primas, y ahora se enfrentan a un duro invierno. Caso de Glencore, un peso pesado en la extracción y comercio de materias primas de toda clase - minerales, petróleo, agrícolas - que ahogada por su deuda ha visto descender su cotización en las últimas 52 semanas un 79%. Una situación global de sobre-endeudamiento de mas de cuatro billones (1012) de dólares según el BIS, que afecta no solo a los países en desarrollo periféricos sino también y muy especialmente a su principal actor, China, donde sus empresas acumulan una deuda de más de un billón de dólares. Deuda que se vuelve mas gravosa si consideramos que los países deudores han experimentado una importante devaluación de sus monedas.
Un tiempo difícil también para la UE que ve peligrar su reactivación al impulso de sus exportaciones y por ende a sus bolsas en los que los sectores manufactureros, mayoritariamente exportadores, suponen hasta un 50% del ebitda europeo.
Esta vez sí, las bolsas están cumpliendo su función del canario en la mina y el aire que se respira no es bueno. Se acumulan toda una serie de imponderables contingencias en demasiados frentes: una España atascada políticamente; crisis institucional en la UE a la que se añade un posible "Brexit" o salida de Gran Bretaña; Oriente Medio, sobre el que sobrevuela el anunciado plan B de intervención militar en Siria; Libia en descomposición, frontera sur de Europa en la que se gesta una nueva plataforma de un Daesh que con su quinta columna entre nosotros vuelve a amenazar nuestras ciudades; factores todos ellos a lo que debemos sumar el propio devenir histórico, siempre una fuente de insospechadas sorpresas. Demasiados imponderables, demasiados "known unknowns" que aconsejan cautela. Como decía, o debería haber dicho Sun Tzu: "Para ganar lo primero es no perder". Y eso, con unas bolsas que han perdido 15.800 millones de dólares desde el pasado junio, es todo un llamamiento a la prudencia.