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'Un maldito embrollo' tras el 20-D


    Julio Anguita

    Con el título arriba expuesto, el gran director italiano Pietro Germi dirigía y protagonizaba en 1959 una película considerada como una obra maestra del cine negro italiano. El enredo de la trama es de tal índole que el espectador ve como imposible la resolución del caso. El final, sin embargo, es sorprendentemente sencillo.

    Los resultados electorales del 20-D han producido una situación de pareja envergadura e intriga. Muchos comentaristas, obsesionados con el marco de referencia derecha-izquierda, se entregan al trabajo de sumar aquí y allá para conseguir el número mágico de 176 diputados.

    Las declaraciones de los llamados líderes, sus problemas internos y el paso de los días no hacen otra cosa que añadir tensión e incertidumbre. Creo que la cuestión debe analizarse bajo otra perspectiva: la de los proyectos políticos y económicos en juego. A mi juicio estos son, hoy por hoy, básicamente dos.

    El primero, que goza de un consenso casi generalizado en las fuerzas políticas, es el que hace referencia al proyecto de Unión Europea y las cuestiones referidas al euro y a la deuda. Desde los que votaron por la reforma constitucional hasta los más renuentes a la misma y salvo alguna que otra excepción, no están por cuestionarse el estatus vigente.

    El otro proyecto que abre una brecha en el bloque anteriormente citado es la cuestión catalana. De una parte están los defensores a ultranza de la intangibilidad de "España" y, por ello, de cerrazón total a explorar vías de entendimiento posibles a la luz de los contenidos de la Constitución vigente (que los hay).

    En el otro grupo hay dos posiciones, la de quienes defienden dar la voz a la ciudadanía de Cataluña sobre esta cuestión y los que ya se encuentran en la senda de la secesión. Sólo hay dos opciones posibles. Una es repetir las elecciones. La otra, la del consenso europeo y constitucional, en el sentido más restrictivo esta última. Una tercera entraría en la categoría de lo milagroso.