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Las claves del 'Plan Juncker' de inversiones estratégicas
- La iniciativa debe ayudar a reducir el déficit de empleo que existe en la UE
Ferran Brunet
El presidente Juncker está imprimiendo un buen ritmo al trabajo de la Comisión Europea. Ha evitado que colapsara ante los grandes interrogantes de la Unión, del Grexit al Brexit, pasando por el TTIP... De esta suerte, el trabajo concreto avanza, por ejemplo, el plan de inversiones estratégicas en virtud del cual la Unión ayudará con 16.000 millones a levantar inversiones privadas por 315.000 millones entre 2015 y 2020.
Esta iniciativa de Juncker intenta afrontar una de las limitaciones económicas clave de Europa, el déficit de inversiones. Entre 2007 y 2015 la tasa de inversión ha caído del 22,2% del PIB al 18,5%. Recordemos que en las economías emergentes con las que Europa debe ser capaz de competir la tasa de inversión supera largamente el 30%. Además, en relación a EEUU, la inversión europea adolece de un menor componente tecnológico, lo que es esencial para la economía del conocimiento en la que Europa debe defenderse.
La menor propensión a la inversión tiene consecuencias sobre la capacidad productiva, el empleo, la competitividad y, finalmente, sobre el bienestar. Así, en la Unión Europea la tasa de empleo está diez puntos por debajo de la americana y la tasa de paro diez puntos por encima. Otro tanto ocurre con la productividad por ocupado y el nivel de vida de los europeos. En las actuales circunstancias post-crisis, y en el horizonte de envejecimiento y de economía global, la inversión es un elemento clave para el relanzamiento de la economía y la sociedad europea.
Posibles soluciones
Detectado el problema, veamos las soluciones. El plan Juncker de fomento de las inversiones pretende ser la levadura de proyectos de inversión estratégicos. Persigue colmar el gap de inversión, aquel -4% del PIB que señalamos al principio. Esta iniciativa, tras chequear la validez de los proyectos de inversión, los asistirá con unos primeros y limitados recursos. Al contar con un visado de calidad y una financiación inicial, los proyectos privados de inversión podrán recoger mejor la financiación total necesaria. Vale decir que el plan Juncker no tiene cuotas por Estado miembro ni por regiones ni por sectores de actividad, aunque en la evaluación de los proyectos elegibles sí se atenderán consideraciones tecnológicas, medio ambientales, de empleo y sociales.
Al estilo comunitario, esta iniciativa inversora de la Unión Europea se ha concretado en una partida presupuestaria de 16.000 millones de euros para el período 2014-2020, partida que se denomina Fondo Europeo para Inversiones Estratégicas (EFSI, por sus siglas en inglés). El Banco Europeo de Inversiones (BEI) aportará crédito por otros 5.000 millones, con preferencia para las pymes. Los criterios de elegibilidad de los proyectos son la consistencia con las políticas de la Unión, la adicionalidad (esto es, que los recursos del EFSI son sólo complementarios a los propios del proyecto), la viabilidad técnica y económica, y la máxima movilización de recursos privados (es decir, la capacidad de obtener financiación en el mercado, especialmente con instrumentos no bancarios).
El 1 de julio el Diario Oficial de la Unión publicó el Reglamento del EFSI, donde se detallan los aspectos anteriores y se crea el Centro Europeo de Asesoramiento para la Inversión y el Portal Europeo de Proyectos de Inversión. El Parlamento Europeo deberá aprobar el comité de dirección que presente la Comisión. La gestión del EFSI se vincula con los servicios del BEI, que nombrará al Director Gerente del EFSI y a su Comité Inversiones.
Los Estados miembros podrán contribuir al EFSI con financiación adicional. Alemania, Francia, Italia y Polonia han comprometido una aportación de 8.000 millones cada uno, y España pondrá 1.500 millones a través del ICO. En suma, despega ya este estímulo de la Unión a la inversión, el empleo, la competitividad y nivel de vida de los europeos.
Ferrán Brunet, profesor de Economía Europea de la Universitat Autónoma de Barcelona