Firmas

Presupuestos realistas, oportunos y con gancho electoral


    José María Triper

    Si algo hay que destacar en un primer y precipitado análisis de estas las quintas cuentas del Estado de la era Rajoy es que se tratan de unos presupuestos oportunos, realistas y marcados por un evidente e indisimulado gancho electoral.

    Son oportunos porque, a pesar de las críticas obligadas de la oposición, el adelanto en el calendario de su aprobación supone una apuesta por la estabilidad en la política económica y por la confianza en los mercados y en el cumplimiento de los compromisos contraídos con la UE, como corresponde a un país serio, europeo y democrático.

    El realismo se trasluce en lo ajustado de los guiños expansivos, y en la prudencia de las previsiones macroeconómicas que aparcan las promesas de nuevas rebajas fiscales en espera de la evolución de los ingresos y ajustan también el gasto en inversiones productivas porque, como aseguraba ayer Montoro, la austeridad es lo que ha permitido a España tener financiación para impulsar el crecimiento y el empleo y lo que nos ha permitido hoy estar a años luz de Grecia.

    Privilegios a cambio de votos

    Y respecto al electoralismo, decir que se centra en dos colectivos muy concretos: las autonomías y los funcionarios. Son los dos grandes privilegiados de estas cuentas. En el caso de las comunidades, al presidente ya le habían avisado los barones territoriales tras el fracaso del 24-M de la desconexión del Gobierno y el partido con la realidad de las regiones y provincias. Mientras que en el caso de los funcionarios se trata de taponar la sangría de votos de este colectivo, herido por seis años de sueldos congelados, la supresión de la paga extra de 2012 y el recorte de los días de libre disposición. Necesidad obliga.

    Y, a la inversa, el Gobierno vuelve a castigar a los pensionistas, que considera un gremio fiel, con una limosna de subida. Ellos son los grandes penalizados de unos presupuestos en los que se les condena a perder poder adquisitivo. Porque el 0,25% que les donan es sólo una cuarta parte del 1,1% en que se estima que sube la inflación. Las cifras, como el algodón, no engañan.