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El caso "Ritaleaks" y el gran timo de la dignidad institucional

  • Por una suerte de alquimia, convierten lo común en propio
Rita Barberá. <i>EFE</i>.

José Ignacio Chaparro

2.087 euros un almuerzo para 26, a 80 euros el cubierto, como el de una boda de clase media. 776 euros una noche de hotel en Florencia. 4912 euros por cuatro días de alquiler de un coche. Son gastos de la alcaldía de Valencia que ha hecho públicos el grupo municipal de Compromis en el Ayuntamiento. En total 466 facturas por valor de 278.000 euros.

Les resumo (y ahorro) la discusión venidera: "¡Vergüenza! ¡Con la de familias que no tienen para comer!", "¡Populistas! Todo es legal y está justificado", "Es legal pero no es ético", "Es dignidad institucional. Lo hacen todos ¡Qué fácil hablar desde la oposición!". "Callaos ya, que empieza ​Supervivientes".

Dicho esto. Hablemos de lo preocupante. ¿Qué agente tóxico contienen las papeletas de voto que convierten a cualquier concejal de pueblo en un oligarca ruso? ¿Desarrollan alergia al huevo frito? ¿Fobia a las camas de 90? Evitaré a las familias que sufren, no quiero ser otro "populista". Pero tengo clara una cosa: la dignidad no es un almuerzo de 80 euros el cubierto ni un reposo con vistas a Santa María dei Fiore. La dignidad es una cama de hotel comoda y limpia, un despacho tibio y convenientemente iluminado, una mesa de juntas y unos botellines de agua. La dignidad es un aporte nutricional adecuado a mitad de la jornada de trabajo. Lo otro, lo de Barberá, son cosas que se hacen porque se puede, porque la sociedad ha asumido que quien puede, vive como Dios y que quien lo hace a costa de terceros hace además lo más lógico e inteligente.

Lo que cobran los trabajadores públicos, políticos incluidos, está abierto a discusión. Que cobren cuanto sea necesario y nos parezca bien. Pongo lo que haga falta para pagarles como a futbolistas si son capaces de vender las camisetas que vende Cristiano. Pero me opongo al entramado de cortesías recíprocas que justifica el uso de los recursos de todos para ofrecer a los altos cargos un nivel de vida que ni se ajusta a su sueldo ni a los medios disponibles para el conjunto de la ciudadanía. Me niego a creer que no se pueda cerrar un trato sin chuletón de por medio. Me niego a aceptar que Toxo y Mendez defiendan a los trabajadores mientras un señor de smoking les sirve con cafetera de plata.

No es "dignidad", es un timo

Es un timo. No se engañen. Un alcalde notó que si enviaba cestas de Navidad a 20 alcaldes vecinos recibía de vuelta 20 cestas de Navidad. Que si les recibía en el mejor restaurante harían lo mismo por él. Y así han convertido lo que para cualquiera es un lujo en el estilo de vida político. Por una suerte de alquimia, convierten lo común en propio y lo extraordinario en corriente. Y no hay más. Un timo.

En cierta ocasión escuché a un diplomático justificar las continuos saraos del gremio como el mejor espacio en el que hacer contactos y recabar información. Como si no se pudieran reunir a tomar café, como si no pudiesen llamar por teléfono. Pero claro, habiendo presupuesto, reunámonos entre gambas, que nuestra dignidad la paga el contribuyente.