El hervíboro desdentado o la actual Unión Europea
- Europa no está preparada para una nueva era sin límites en caso de guerra
Jorge Dezcallar
Eso me parece la Unión Europea. En su último informe, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, dice que 2014 ha sido "un año negro" para la seguridad del continente. Tiene razón porque nos rodean los enemigos. Por el este, Rusia ha cruzado todas las líneas rojas al anexionar Crimea y desestabilizar la franja oriental de Ucrania, violando el Derecho Internacional y haciendo que un escalofrío recorra la espina dorsal de países cercanos como Polonia y los Bálticos por su pretensión de establecer una zona de influencia disimulada bajo el concepto nacionalista de Novarrossiya.
Por el sur, la Primavera Árabe ha puesto patas para arriba la seguridad en toda la cuenca mediterránea con conflictos sangrientos en Siria, en Libia, e Irak, con Egipto ensimismado en asentar a otro militar mientras reprime a los Hermanos Musulmanes, la inestabilidad crece en Líbano y los huthis han dado un golpe de Estado en Yemen que ha degenerado en una guerra civil con intervenciones extranjeras.
Y lo peor está en la aparición de un monstruo en forma de Estado Islámico que pretende instaurar un Califato (dominio político y religioso) sobre todos los musulmanes del planeta e incluso extenderse a regiones que un día estuvieron islamizadas como Al Andalus. Ya ha llegado a Libia desde donde amenaza con enviarnos a centenares de miles refugiados y lucha por establecer cabezas de puente en Argelia y Túnez.
Enfrentamientos en todos los flancos
No son problemas lejanos sino en nuestras mismas fronteras. Estamos en el umbral de una nueva era donde la seguridad interior y exterior se confunden, los frentes de batalla se difuminan, las retaguardias sufren la violencia de los combates (drones en Afganistán, terrorismo en París), el enfrentamiento es total y usa tanto medios militares en sentido estricto como cibernéticos, terrorismo etc. Para algunos no hay restricciones ni reglas, como muestra la forma que tiene el Estado Islámico de hacer la guerra decapitando a sus prisioneros para aterrorizar al rival. No hay límites.
Frente a estos enemigos, Europa simplemente no parece preparada. Su estrategia de Seguridad Exterior es de 2003 (actualizada en 2008) y entonces nos llevábamos bien con Rusia y el Mediterráneo estaba relativamente tranquilo. La de Seguridad Interior es de 2010. Ninguna empresa privada funcionaría con estrategias tan antiguas. Es necesario actualizarlas e integrarlas construyendo puentes entre la Política Común de Seguridad y Defensa (PCSD), el Área de Justicia y Libertad, las instituciones comunitarias y los estados miembros, para mejor combatir a nuestros enemigos que ya no están más allá de las fronteras exteriores sino que también viven entre nosotros y las detenciones de yijadistas en Barcelona son la última muestra.
No tenemos una red energética o una industria de armamento integradas, gastamos en Defensa mucho menos de ese 2 por ciento que pide la OTAN y tampoco nuestras Políticas de Vecindad con el este y con el sur son suficientes ni adecuadas. En política exterior la UE funciona por consenso, lo que implica un frustrante mínimo común denominador y es rehén de cualquier desacuerdo, como muestra la oposición del gobierno griego a las sanciones a Rusia. Cuando se debatió en la ONU la admisión de Palestina como estado observador los europeos votamos de tres formas distintas porque no había cuatro. Por eso Hollande y Merkel hacen un acuerdo con Putin y Poroshenko al margen de la PCSD y por eso quienes negocian con Irán son los miembros permanentes del Consejo de Seguridad y Alemania. Y en el frente sur nuestra respuesta es convocar en Barcelona un Foro sobre yihadismo. Y es que no se puede ser fuerte en el exterior si uno vive en una permanente crisis existencial.
Diplomacia sin armas
Una diplomacia sin armas es como una orquesta sin músicos, que decía Federico el Grande. La Europa hedonista que tanto critican los americanos (Venus versus Marte), que pretende llevarse bien con todos y ser un ejemplo mundial de armonía y difusor de valores democráticos no está rodeada de seres seráficos sino de enemigos despiadados y dispuestos, ellos sí, a recurrir a la fuerza para lograr sus objetivos.
Alguien ha dicho que a su lado parecemos un herbívoro gordo y bonachón incapaz de dar una dentellada y eso es algo que debe cambiar por nuestro propio interés. Sobre todo con el repliegue estratégico de los EEUU, hartos de cargar sobre sus espaldas con la seguridad mundial y decididos a "dirigir desde atrás" y a exigir a otros que compartan esa pesada tarea. El consiguiente vacío de poder impone que Europa sea capaz de defender con firmeza sus intereses políticos y económicos y si no lo hacemos seguiremos sin tener en el mundo la influencia que nuestro potencial económico nos permitiría. Se ha dicho que la idea europea es producto de la necesidad y es hora de volver a demostrarlo.