Firmas

Los jinetes del Apocalipsis en el camino del empleo

    El líder de Syriza


    En el horizonte del despegue aparecen cuatro nuevos jinetes del Apocalipsis que generan incertidumbre y obligan a las empresas a retrasar decisiones de inversión y de creación de puestos de trabajo.

    Reconociendo la evidente mejoría de nuestros indicadores macroeconómicos y el saneamiento de las cuentas públicas que avalan tan optimistas previsiones, las de la CEOE y de la mayoría de instituciones y analistas, no es menos cierto que en el horizonte del despegue aparecen hoy cuatro nuevos jinetes del Apocalipsis que están generando incertidumbres y obligando a las empresas a retrasar sus decisiones de inversión y, por ende, de creación de puestos de trabajo.

    El primero lleva el nombre de Syriza y con él viajan el resto de populismos desbocados en Europa, llámense Podemos, Frente Nacional o 5 Estrellas, que azotan la necesaria estabilidad macroeconómica para mejorar las previsiones de demanda. El segundo, azuzado por el austericidio merkeliano, lleva el ajuste como emblema y siembra recortes o subidas de limosna en los salarios y pensiones, que amenazan las previsiones de repunte del consumo. De la mano de éste, el tercer jinete se reviste con el ropaje de la fiscalidad y ahoga a las empresas con unos altos niveles impositivos que amenazan con debilitar los incentivos para la inversión en capital físico y humano, ejerciendo un impacto negativo en el crecimiento a largo plazo. Y como compendio de los otros tres, el cuarto jinete se apellida deflación, que es el peor de los escenarios económicos, porque destruye la riqueza de las familias, eleva los tipos de interés y aplaza las decisiones de compra y de inversión.

    Son fantasmas tangibles que requieren de medidas firmes por parte de los responsables políticos. La recuperación es cierta, pero frágil, y las empresas necesitan que haya demanda y poder adquisitivo en los consumidores para incrementar su producción, una perspectiva de garantía en la inflación, unas finanzas públicas equilibradas que reduzcan el riesgo de subidas de impuestos imprevistas, y una estabilidad política y social que los vientos populistas que corren por el sur de Europa no parecen presagiar. Todavía estamos a tiempo de corregir y de cambiar, en Berlín, en Bruselas y en Madrid. Sólo hacen falta voluntad y sensatez. Pues eso.