Alerta ante un giro británico a la izquierda
- Miliband apuesta por un programa izquierdista para ganar las elecciones
La economía que crece más rápido del mundo desarrollado, una moneda fuerte, el desempleo bajando, un crecimiento decente de la población, baja inflación y un imán para la inversión extranjera. Son sólo algunas de las muchas razones por las que los inversores internacionales vuelven a sentirse atraídos por el Reino Unido. Aunque sigue habiendo bastantes problemas, al país le empieza a ir mejor que antes, salvo por los Eds rojos (en referencia a los líderes laboristas Ed Miliband y Ed Balls).
El próximo año habrá elecciones generales en Gran Bretaña. El partido laborista lidera cómodamente las encuestas y es, con diferencia, el ganador más probable. Su líder, Ed Miliband, y el portavoz de economía, Ed Balls, han redactado el programa económico más izquierdista de la historia británica reciente y, sin duda alguna, mucho más a la izquierda de lo que se hubieran planteado cualquiera de los dos últimos primeros ministros laboristas, Tony Blair y Gordon Brown. Se han propuesto subir el tipo impositivo máximo a uno de los niveles más altos de Europa, imponer controles al precio de las energéticas y limitar el tamaño de los bancos. Si la ponen en práctica, será la agenda más socialista de un gobierno europeo desde el presidente Mitterrand.
Sin efecto en el mercado
Por el momento, el mercado londinense no lo está teniendo en cuenta, pero lo hará a medida que se acerquen las elecciones. Y las acciones británicas no rendirán tan bien como deberían. La economía británica se ha recuperado de forma imprevista en los tres últimos meses. Con su inmenso sector bancario y un mercado inmobiliario sobreinflado, al Reino Unido la crisis financiera de 2008 le ha golpeado tanto como a cualquier otra gran economía. La producción no se ha recuperado aún a los niveles de 2008, pero progresa adecuadamente. En 2013 creció un respetable 1,9%. Para este año, el FMI acaba de mejorar su previsión de crecimiento al 2,4%, uno de los ritmos más rápidos. El paro cae rápidamente, a sólo el 7,1% hace un mes, muy cerca del umbral del 7% que se planteó el Banco de Inglaterra para subir los tipos de interés. La inflación ha bajado al 2%, aunque también por encima de los niveles de la eurozona, que empieza a coquetear con la deflación. Es el primer destino en la UE para la inversión global, con 53.000 millones de dólares bombeados en la economía británica por empresas extranjeras el año pasado, frente a los escasos 32.000 millones de dólares de Alemania, supuestamente el hombre fuerte de Europa, y unos preocupantes 5.700 millones de dólares de Francia. El déficit presupuestario sigue obstinadamente alto y aminora muy despacio. El déficit comercial sigue creciendo pese a la devaluación de la libra. La productividad es muy débil y demasiados empleos nuevos están mal remunerados. El mercado inmobiliario está siendo inflado artificialmente por el apoyo estatal. De acuerdo con Citigroup, la deuda familiar ha caído al 138% del PIB, de un máximo del 170% justo antes de la crisis.
Aun así, el panorama es alentador y la Bolsa de Londres debería ser una inversión atractiva. Aquí es donde aparece la amenaza de los Eds rojos. Como François Hollande en Francia o incluso el nuevo alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, Miliband ha decidido que la mejor forma de ganar las elecciones es dar un giro brusco a la izquierda.
El tipo impositivo máximo del 50% para las rentas de más de 150.000 libras será uno de los más altos de Europa. También propone unos controles estrictos del precio de las energéticas, restringiendo lo que pueden cobrar. El sector bancario se reestructurará y el Gobierno decidirá el tamaño de cada banco y creará nuevos competidores con el patrocinio estatal. Quiere confiscar terrenos para que el Gobierno se asegure de construir nuevas viviendas. El sector bancario británico es un caos, con bancos que atienden mal a sus clientes y necesitan rescates del gobierno. No se construyen suficientes casas y algunos mercados como el energético suelen gestionarse como oligopolios. Aun así, el control estatal no suele ser la solución de esos problemas. Sin embargo, por ahora funciona (electoralmente). El partido laborista se sitúa por encima de la coalición conservadora de David Cameron en las encuestas. De promedio, vaticinan que el partido gane por una mayoría absoluta de 66 escaños. Una mejora de la economía podría reducir la diferencia aunque ese dinero habría que apostarlo a que las encuestas tienen razón y los laboristas van a ganar. Cuando Hollande salió elegido en Francia, Miliband alabó su "determinación para crear una Europa de crecimiento". Ya casi nadie busca el liderazgo en Hollande. Francia ha vuelto a estar al borde de otra recesión y el Reino Unido crece a un ritmo respetable, aunque Miliband podría convertir al país en una nación tan poco competitiva como su vecina.
El FTSE-100 debe ser un índice atractivo porque ofrece exposición a la gran economía de más éxito en Europa y no es especialmente caro comparado con EEUU, aunque si un gobierno de izquierdas sube al poder se verá golpeado por una ola de medidas dirigidas para reducir los beneficios de sus grandes miembros. Hasta que esté claro qué gobierno va a tener el país en el verano de 2015, los inversores pasarán ese mercado por alto, lógicamente.
Matthew Lynn, director ejecutivo de la consultora londinense Strategy Economics