Firmas

Hacia una estrategia compartida de las materias primas minerales

  • Priscila Moreno Gerente Ejecutiva de la Asociación de Empresas Investigadoras, Extractoras, Transformadoras Minero-Metalúrgicas, Auxiliares y de Servicios (AMINER)

elEconomista.es

Hace unos días, el Ministerio para la Transición Energética y el Reto Demográfico sometía a información pública la Hoja de Ruta para la gestión sostenible de las materias primas minerales, un documento largamente reivindicado y esperado por el sector que nos confirma que el éxito de la transición ecológica y digital solo se alcanzará con el compromiso conjunto de instituciones, administraciones y empresas. Por su parte, en septiembre de 2020, la Comisión Europea ya anunció un Plan de Acción y creó la Alianza Europea de las Materias Primas con el objetivo de reunir a la industria, los Estados miembros, las regiones y la sociedad civil para reducir la dependencia de Europa en el suministro de materias primas fundamentales procedentes de terceros países.

Ambas iniciativas gravitan en torno a un objetivo común: lograr la autonomía en el suministro de minerales estratégicos y, al mismo tiempo, avanzar hacia una economía libre de emisiones. La transición hacia un planeta climáticamente neutro en 2050 supondrá un incremento exponencial de la demanda de minerales esenciales para asumir la transformación social vinculada a la creciente urbanización, la electrificación del transporte o el desarrollo de las energías renovables. Por poner un ejemplo: en la próxima década, el consumo de cobre se incrementará más de un 35%, pero también se dispararán el litio, el cobalto, el níquel o las tierras raras ligadas a la digitalización.

Andalucía y España tienen un gran potencial minero fruto de una larga tradición con ejemplos paradigmáticos como la Faja Pirítica que atraviesa el sur de la Península Ibérica, cuya explotación se remonta a épocas romana, griega y fenicia. El desarrollo de la actividad minera siempre ha acompañado el progreso de las grandes civilizaciones de la antigüedad y ahora está llamada a protagonizar de nuevo una transformación hacia un mundo más sostenible y respetuoso con el medio ambiente.

Responsable y segura

Hoy, la minería que se desarrolla en nuestra tierra es moderna, responsable y segura. Fruto de importantes inversiones en innovación, en las explotaciones se aplican las más avanzadas tecnologías para conseguir ser más eficientes en el uso de los recursos naturales. La sostenibilidad se sitúa en el centro de la estrategia de las empresas del sector que están acometiendo grandes proyectos llamados a ser referentes en economía circular, en el tratamiento del mineral, el uso de energía fotovoltaica o la depuración de aguas industriales para impulsar el reciclado de metales como el cobre, apostar por las energías renovables y minimizar su huella hídrica y de carbono, respectivamente.

Además, la actividad minera genera riqueza en términos de PIB y, sobre todo, en el entorno donde crea empleos de calidad y contribuye a fijar la población en el territorio, ofreciendo oportunidades de futuro a las nuevas generaciones. Con un total de 2.711 explotaciones en activo y 1.925 fábricas, el volumen de negocio total de la producción minera en España supera los 26.600 millones de euros anuales y genera en torno a 310.000 puestos de trabajo directos e indirectos. Andalucía se sitúa como el motor de la minería nacional absorbiendo el 40% de la producción. Y si nos referimos específicamente a la minería metálica, ésta representa un tercio del total con cuatro mil millones de euros de producción. Por su parte en Europa, donde se producen 42 metales y minerales diferentes, el sector genera 350.000 empleos directos.

Son cifras elocuentes que reflejan la importancia de un sector estratégico reconocido por las administraciones nacional y europea. Sin embargo, el verdadero impulso de la industria minera debe llegar de la mano de las administraciones regionales y locales, responsables últimas de los permisos y autorizaciones para realizar prospecciones y exploraciones en el territorio y, en su caso, poner en marcha nuevas explotaciones mineras. Se trata de proyectos que requieren de grandes inversiones, cuya captación exige ofrecer seguridad jurídica y compromiso institucional porque solo podrán acometerse a través de la colaboración público-privada.

La Junta de Andalucía ha anunciado una Estrategia para una minería sostenible en el horizonte 2030, una buena noticia que nos confirma la importancia de definir una auténtica estrategia de las materias primas minerales compartida por todos los poderes públicos que consolide el futuro de un sector esencial para abordar con éxito los desafíos del Pacto Verde Europeo.