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El Buda Feliz, historia de la cocina china en Madrid


    Yago Gantes
    Madrid,

    Los restaurantes chinos ya no son lo que eran. Se han convertido en un folleto imantado en la nevera o en un click de móvil. Poco queda de la época en que ir a comer a un chino era una aventura exótica, el mejor plan familiar o el escenario perfecto para una primera cita. El Buda Feliz, en cambio, ha sabido mantener esa experiencia desde su fundación, en el año 1974. Sin duda, la suerte de ser uno de los primeros restaurantes chinos de Madrid ha sido clave. Un compromiso con la excelencia que pretende mantener tras su traspaso y una imagen renovada.

    Mercedes Wu junto a su marido Román Wang fueron los fundadores de este mítico restaurante madrileño. Su objetivo desde el comienzo fue hacer algo grande, elegante y distinguido. Nada parecido a los restaurantes chinos que podría haber por aquella época, más lúgubres, deshabitados y donde cada miembro de la familia representaba un papel en el servicio del local. Lo cierto es que ellos no podían hacer eso porque no tenían experiencia en hostelería. Sin embargo, sabían que querían hacer un restaurante de gran calidad.

    Así, la propuesta de este matrimonio fue la de apostar por una gestión diferente del establecimiento. Lo primero que hicieron fue una selección de un equipo de profesionales de cocina, que eran todos chinos y un equipo de sala, que eran todos españoles porque tenían que "saber explicar los platos y el menú a los clientes españoles", dice Wu.

    La elección del recetario del local también fue diferente y supervisada por el matrimonio. Mercedes Wu y Ramon Wang tenían claro que en la España de los años setenta no podían servir los platos típicos de la comida china y por ello, hicieron una "versión adaptada a los españoles". Una vez que consiguieron el suficiente reconocimiento y fama, comenzaron a servir gastronomía china auténtica.

    El resultado de este compromiso empresarial fue la de convertirse en una de los restaurantes más atractivos para los madrileños y turistas de entonces. Mercedes Wu se siente orgullosa de decir que en su restaurante han "pasado actores, empresarios y gente muy distinguida". Y guarda una especial atención a la familia real, un habitual del restaurante. Además, Mercedes Wu destaca que este restaurante pronto se hizo con una clientela familiar y que todavía mantienen generación tras generación.

    Clientela fija

    Este legado construido no fue difícil de abandonar por parte de Mercedes, más cuando ninguno de sus hijos quiso hacerse cargo del local porque ya tenían sus carreras profesionales, independientes de la hostelería. Así, Wu hizo un gran proceso de selección que terminó en Alonso Zhu, un ingeniero aeronáutico que ha decidido seguir la tradición familiar de negocios de restauración. El traspaso de poderes se produjo acompañado de un gran cambio de imagen del local.

    El nuevo Buda ha comenzado su camino con un cambio de imagen radical. De hecho, solo mantiene como recuerdo de la decoración anterior los pomos de la puerta principal. Una nueva imagen que se aleja del habitual rojo, tan habitual de locales chinos. Además, el personal de sala sigue siendo hispanohablante. Y el ambiente es diferente a un restaurante chino clásico, hay luz, familias enteras y una clientela fija que se siente como en casa y repite cada sábado.