Evasión

Los helados artesanos de Bibì e Bibò que te enamorarán: los sorprendentes spritz de fresa y pistacho marrón (y no verde)

Los helados de Bibì e Bibò

T. Ferrandis

Ahora que los termómetros en la capital arden, vamos a desvelar uno de nuestros descubrimientos en cuanto a helados se refiere. Sí, hemos probado varios sabores de los elaborados por Sofía y Carlo Luppi, al frente de Bibì e Bibò (bibiebibo.es) y los hemos situado en la cabeza del top 10. Nos cuenta Sofía que la matriarca de la familia, Mar Areosa, tenía la ilusión de embarcarse en una aventura gastronómica y así fue como decidieron abrir la primera heladería, situada en la madrileña calle Joaquín Bau: "Mis padres realizaron un curso en Italia, donde se hicieron muy amigos de Palmiro Bruschi. A su regreso, nos enseñaron el oficio a mi hermano y a mí".

Entre las novedades recomendadas, destacan tres especiales, que son el de spritz de fresa, inspirado en el icónico cóctel italiano, pero con un giro afrutado. Es decir, es un sorbete, que combina el dulzor jugoso de la fresa con refrescantes burbujas y un toque cítrico; Cremino torinese, un homenaje al clásico bombón de Turín. Sí, es un helado que combina capas de chocolate blanco, con leche y una delicada pasta de avellana. Y, también nos gustó el de piña con brisa de menta.

Los sirven en cucuruchos, en tarrinas y para llevar y lo cierto es que entusiasman porque la gente sabe valorar una elaboración cuidada y artesanal hecha con las mejores materias primas: "El comensal cada vez se interesa más por lo que come. Por eso, nuestro proyecto nace con ese objetivo, con el de demostrar que se pueden hacer las cosas bien. Que el helado de pistacho es marrón, porque los pistachos son marrones y no verdes", continúa Sofía, quien reconoce patearse Madrid probando el producto de otras heladerías y sí, según sus palabras, existen numerosos locales que sirven calidad bajo cero, aunque también los hay que prefieren llevar a la tarrina "esas elaboraciones de moda en las que el helado es la base y por encima colocan todo tipo de toppings", prosigue.

Spritz de fresa de de Bibì e Bibò

Riquísimo es el de limoncello, puro sabor a sur de Italia con toque cítrico y digestivo y también el de Caffè Bianco, cremoso, delicado, una interpretación moderna del clásico sabor a café. El de yogur con frutos del bosque resulta perfecto para acompañar tartas o frutas y el de pera con cardamomo es muy aromático. Un apunte, no dejéis de probar el de tiramisú: "Este verano, hemos buscado sabores que funcionen solos, pero también que pudieran acompañar el resto de nuestros postres", afirma Sofía Luppi, quien nos confirma que el de Caffé Bianco es gran amigo del brownie y el de yogur con frutos del bosque luce mucho sobre una base de bizcocho de almendra.

Por su parte, Carlo Luppi, maestro heladero, añade que su apuesta "ha sido por los sabores que transmiten algo especial, como el de spritz de fresa, una sorpresa desde las primeras pruebas por esa mezcla perfecta entre cóctel y postre; o el pera con cardamomo, de los más originales (precio: a partir de 3,50 euros tamaño pequeño) Para completar la experiencia, fijaros en los Crì Crì 3 en raya, tres miniconos de nata recubiertos de chocolate belga crujiente, servidos en una base especial estilo "tres en raya".

Hemos de reconocer que nos entusiasman los polos, aquí con originales formatos (corazón, huevo, tarta o círculo) elaborados con ingredientes de primera calidad y toppings personalizados. Los hay de avellana, pistacho, yogur, mango, limón, fresa y coco, entre otros sabores

Por último, Sofía nos deja claro que hacer un buen helado no es tan fácil como parece, ya que es crucial lo frio que esté y cómo se conserva. Y, si lo sirves con utensilio, que ha sido pasado por agua antes, ésta, al entrar en contacto con el helado forma hielo y a la hora de servirlo aparecen unos hielos desagradables. Si no lo sirves bien, lo fastidias. Así que, al preguntarle cómo diferenciar el helado diez explica que éstos se dividen en aquellos con base láctica y con base de sorbete. Fundamental es que no sean granulosos, que la grasa de los de leche no resulte pesada, que esté frio, pero no helado, ya que la gracia reside en que puedas pegarle un mordisco y que no pase nada. Y, por supuesto, la clave está en el gusto, que sepa a lo que tiene que saber, que notes que está hecho a partir de un puré de una fruta en concreto y no de polvos.