Evasión
El pequeño pueblo de Aragón que esconde un impresionante cenote con una leyenda detrás
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Víctor Ruiz
En vacaciones es cuando se enciende ese espíritu aventurero que quiere recorrer todo tipo de lugares para ver las maravillas tanto naturales como hechas por el ser humano. Puede ser frecuente mirar más allá de las fronteras de nuestro país, pero no hay por qué recorrer medio mundo para encontrar joyas únicas.
En Grisel, un pequeño pueblo de Zaragoza, se encuentra el conocido como Pozo de los Aines. Este lugar es una auténtica maravilla natural que recuerda a los famosos cenotes de México, un sistema de pozos que se forman cuando el techo de una cueva colapsa y, en algunos casos, están conectados por ríos subterráneos.
Sin embargo, la formación de esta maravilla natural en Aragón es algo distinta. Se trta de una cueva kárstica que cuenta con más de 23 metros de profundidad y su abertura es de aproximadamente 22 metros de diámetro. En su interior hay un microclima de helechos, lianas y plantas propias de zonas más húmedos.
Qué es un cenote
Se trata de un depósito natural de agua subterránea que en ocasiones se encuentra en formaciones de roca caliza. La mayoría están en la Península de Yucatán, México, y se formar cuando el techo de una cueva subterránea termina por colapsar.
Dicho en otras palabras, cuando el techo de una cueva se rompe, ya sea por la erosión del agua, el viento... Se forma un hueco abierto desde el que se puede ver el agua de un río subterráneo.
Hay varios tipos dependiendo de su edad geológica: de cielo abierto, semiabierto y subterráneos o en grutas.
La leyenda cuenta que este pozo se formó cuando un morisco trabajó en día festivo. Casi a mediados del siglo XVI la mayoría de los habitantes del pueblo se habían convertido al catolicismo, pero muchos seguían practicando su religión.
Un pastor salió a trabajar en un día de fiesta, la festividad exacta varía dependiendo de la versión, y la tierra se lo comió junto a su ganado. Sus vecinos asociaron el suceso con un castigo divino por trabajar en festivo.
También contaban que esa era la entrada a cuevas habitadas por ermitaños y, los más creativos, aseguraban que desde ahí se podía acceder al castillo del pueblo.
Grisel: un encantador pueblo de Aragón
En la comarca de Tarazona y el Moncayo se encuentra un pueblo ideal para una escapada, con mucho encanto y lugares que ver. Uno de sus mayores atractivos es el mencionado castillo del siglo XIV: de estilo gótico y uno de los mejores conservados de Aragón.
Muy cerca del castillo está su iglesia renacentista de mediados del siglo XVI, destacando por su estructura de ladrillo, su torre y su retablo estilo barroco.