Andrés Arconada recomienda 'Estocolmo 1520. El rey tirano': un baño de sangre para un rey con sed de poder
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Andrés Arconada
Esta semana os quiero recomendar una coproducción entre Dinamarca y Suecia que es bastante atípica con el cine que nos suele llegar de estos países y, por otro lado, bastante más profundo y descriptivo de su forma actual de vida. Estocolmo 1520. El rey tirano es toda una superproducción escrita y hablada en inglés, imagino que para intentar llegar a un público más amplio, que mezcla en su reparto a actores suecos, daneses y anglosajones.
Esta historia bañada en sangre desde sus primeras secuencias está basada en la historia real del rey danés Cristián II que, sediento de poder, decidió arrebatar la corona al legítimo rey de Suecia. Para ello celebró una fiesta de tres días prometiendo la amnistía a los nobles y clérigos de la Corte que cayeron en una trampa mortal siendo asesinados cruelmente en la plaza de la ciudad. Este suceso fue bautizado como Baño de sangre de Estocolmo y le valió al monarca ostentar el apodo de Cristián el Tirano. Esta parte de la historia real ha sido recreada con exactitud histórica mostrando la auténtica barbaridad que se realizó.
Sin embargo, la película va más allá al incorporar a dos personajes femeninos, estos totalmente ficticios, que son las auténticas protagonistas de esta historia. Personajes a los que dan vida dos magníficas actrices, la británica Sophie Cookson y la danesa Alba August, dos heroínas que buscan venganza después del asesinato brutal de toda su familia en dicho baño de sangre. El director de la película, Mikael Håfström, ha buscado en todo momento que la producción fuese espectacular, sin abusar de los efectos especiales y dando realidad a todas sus secuencias de acción, que son muchas, al tiempo que dota al film de un tono de aventuras que gustará a un público masivo que va al cine principalmente a que le entretengan.
Secuencias espectaculares
Estocolmo 1520. El rey tirano bebe del cine de Guy Ritchie y de Tarantino. Håfström no escatima en cuanto a sangre y forma de hacer de estos dos afamados directores. Pero no le importa, porque de esta manera consigue la espectacularidad con la que están rodadas algunas de sus secuencias, creando una atmósfera sombría y cruda que, por otro lado, es necesaria para llevar al cine esta historia que nos cuenta.
Por ponerle algún 'pero', sería el tono anacrónico que la película toma en algunos momentos, además de un humor soterrado que no le hace falta. Pero estoy por la labor de perdonarlo y pienso en el futuro espectador de Estocolmo 1520. El Rey Tirano cuando se siente en su butaca con sus palomitas para disfrutar de esta historia que, a diferencia de otras de este estilo, fue real y nos acerca un pasado no muy idílico o frío de estos países tantas veces retratados en el cine y que son, perdón por la expresión, tela marinera.