Evasión

¿Hay que lavar las fresas antes de guardarlas? Esta es la forma correcta de almacenarlas, según expertos en nutrición

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María León

Con la temporada de fresas en pleno esplendor, es posible observar cómo los supermercado llenan sus estantes de cajas con tonos rojizos. Disfrutar de esta fruta es posible desde febrero hasta mayo y las posibilidades que estas ofrecen son casi infinitas. Hay quienes preparan un bol con fresas y azúcar, otros prefieren echarle leche, nata o cualquier otro tipo de endulzante. Y eso no es todo, ya que las fresas también nos permiten convertirlas en un delicioso batido, en mermelada o decorar alguna tarta con ellas.

Ahora bien, hay pocas cosas peores que ir a por ellas al frigorífico y descubrir que están más blandas de lo normal o, incluso, podridas. Por suerte, alargar la vida útil de las fresas es posible, tan solo es necesario seguir un sencillo método que aconsejan los expertos. Tras ello, la diferencia es más que notable.

La manera correcta de almacenar las fresas

Todos tenemos bien claro que las fresas deben guardarse en el frigorífico para que duren más tiempo. Así las encontramos en muchas ocasiones en el supermercado y es lo primero que debemos hacer cuando lleguemos a casa después de comprarlas. Según los expertos, no es necesario cambiarlas de recipiente, ya que se pueden conservar perfectamente en su envase original.

No obstante, ¿es necesario lavarlas antes de guardarlas? Aunque se haya extendido esta práctica, los expertos no están de acuerdo con ella. Lo ideal es refrigerar las fresas lo antes posible y mantenerlas secas. No hay que lavarlas hasta justo antes de comerlas, recomiendan expertos de Driscoll's.

"Lavar las fresas antes de almacenarlas agregará más humedad, lo que puede provocar un deterioro prematuro y convertirlas en un caldo de cultivo para el moho", explica Dandrea-Russert.

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Adicionalmente, la temperatura ideal para guardarlas es entre 0ºC y 1ºC, preferiblemente en el cajón de las verduras. Cuando se vayan a consumir, entonces sí sería el momento de enjuagarlas con agua fría y retirar las hojas y el tallo. Recalcan que únicamente se debe hacer con las que se vayan a usar.

Por supuesto, es mejor no consumir aquellas que notemos que se hayan ablandado, que estén viscosas o que presenten moho.