Evasión
Julie Christie cumple 85 años: dónde ver las películas de la actriz que enamoró al swinging London y se hizo inmortal en Doctor Zhivago
Lucas del Barco
Julie Christie cumple 85 este 14 de abril. La oscarizada actriz británica (con casa en Alicante), protagoniza Doctor Zhivago, Fahrenheit 451 o Troya, donde fue la madre de Aquiles (Brad Pitt). Muchas de sus películas están disponibles en plataformas.
En los años sesenta, cuando Londres era una verbena de píldoras, minifaldas, clubes humeantes y juventud sin ley, apareció Julie Christie. Tenía los ojos como de tormenta premeditada, una voz de terciopelo inglés y la elegancia innata de quien no necesita pedir permiso ni para amar ni para desaparecer. Hoy, esa misma mujer que un día fue símbolo de una época cumple 85 años. Y su rostro sigue ahí, intacto, flotando en la pantalla como una polaroid que se niega a desvanecerse.
Nació en Assam, India, cuando el mundo aún estaba dividido en imperios y mapas de color sepia. La plantación de té donde creció olía a humedad colonial y a destino incierto. De ahí, saltó a los internados británicos, donde fue expulsada por contar chistes subidos de tono, y más tarde, a los escenarios de la Central School of Speech and Drama, donde empezó a modelar su leyenda con esa mezcla letal de belleza y desdén que ninguna cámara supo nunca domesticar del todo.
Su primer gran papel fue en Billy Liar (1963), una película sobre los sueños de los perdedores. Pero fue Darling (1965) el filme que la inmortalizó. Interpretó a una modelo frívola y magnética, y con ella llegó el Óscar, el BAFTA y la consagración: Julie ya no era actriz, era mito. Ese mismo año, se transformó en Lara Antípova en Doctor Zhivago, la mujer que se quedaba grabada en la retina de medio planeta con solo aparecer entre la nieve. Fue la amante imposible de una Rusia rota, la musa de David Lean, la reina melancólica de la pantalla.
Después llegaron otros papeles, otras ciudades. Se convirtió en Bathsheba en Lejos del mundanal ruido, en Clarisse y Linda en Fahrenheit 451, en la Petulia que Richard Lester fotografió como un espejismo entre el pop y el vacío. Durante un tiempo, fue más importante lo que Julie Christie llevaba puesto que lo que decía. Time la llamó "más influyente en la moda que las diez mujeres mejor vestidas del mundo juntas". Pero debajo del peinado perfecto había una actriz que no quería obedecer a nadie.
Se fue a Los Ángeles por amor y por hartazgo. Allí rodó McCabe & Mrs. Miller con Robert Altman, y más tarde Shampoo y Heaven Can Wait con Warren Beatty, el hombre que dijo de ella: "Es la mujer más hermosa y más nerviosa que he conocido". Rompieron, volvieron, se miraron en el retrovisor de los años, y siguieron adelante. Julie nunca ha sido una actriz convencional. Rechazó papeles que hicieron millonarias a otras: Ana de los mil días, Rojos, Danzad, danzad, malditos. Prefería desaparecer en su granja en Gales o en las montañas alicantinas que posar en alfombras rojas.
Aun así, regresaba de vez en cuando con un susurro. En los setenta, estremeció al mundo con Don't Look Now, la película de Nicolas Roeg que todavía hoy huele a duelo y a humedad veneciana. En los noventa, volvió como Gertrude en el Hamlet de Branagh, y como mujer al borde del colapso en Afterglow, donde fue nominada al Óscar una vez más. En 2006, cuando muchos la daban por retirada, ofreció una interpretación devastadora en Away From Her, una historia sobre el Alzheimer y la dignidad del olvido. Ganó el Globo de Oro. Subió al escenario con un pin que pedía el cierre de Guantánamo.
Julie Christie ha sido muchas cosas: la mujer que se desnudó para la cámara sin pedir disculpas, la actriz que huía del éxito como si fuera una trampa, la activista que habló por los pueblos sin voz, la amiga que solo aceptaba rodar si el director le caía bien. Es, también, la mujer que a los 85 años ha decidido no morir del todo, porque las diosas no mueren: simplemente se retiran a sus viñedos, a sus libros, a sus recuerdos.
¿Dónde ver sus películas hoy?
En Filmin está disponible Lejos del mundanal ruido, donde brilla con una solemnidad rural y trágica. Doctor Zhivago, ese eterno poema de nieve y amor, se puede ver en HBO Max. Darling, el retrato ácido de la fama y la frivolidad, está en alquiler en plataformas como Amazon Prime. Y si se quiere entender por qué Julie Christie sigue siendo un susurro imborrable en la memoria del cine, hay que ver Away From Her —en Movistar Plus+ o Apple TV—, donde el tiempo la acaricia con la misma delicadeza que la cámara de Sarah Polley.
Porque al final, Julie Christie no es una actriz. Es una manera de mirar el mundo. Una forma de desaparecer sin irse. Una flor seca que aún huele a primavera.