Evasión

Qué películas ver para recordar a Gracita Morales cuando se cumplen 30 años de su muerte

    Gracita Morales falleció el 3 de abril de 1995 a los 66 años, enferma y arrruinada.

    Lucas del Barco

    Hace ahora tres décadas, el 3 de abril de 1995, el cine español perdía a una de sus cómicas más queridas y singulares, Gracita Morales. Su rostro, sus ojos claros y sobre todo su inconfundible voz chillona y muy personal resonaban en las pantallas de una España que aún caminaba por los vericuetos de la Transición, donde comedias tildadas de "españoladas" componían una paste crucial de un cine muy limitado por razones de censura y de presupuesto. La figura de Gracita, ese personaje entrañable de "chacha" que parecía más una amiga que una sirvienta, ha quedado grabada en la memoria colectiva de más de una generación de espectadores. Sin embargo, detrás de esa imagen de cómica inofensiva y entrañable, se ocultaba una mujer que acabó rota por las miserias de la vida, que luchaba contra la soledad, la depresión y el dolor, mientras su carrera se desmoronaba.

    Cuando Gracita Morales fallecía con tan solo 66 años, tras años de sufrimiento emocional y físico, muchos no sabían que aquella mujer que había sido el alma de tantas películas de éxito, se estaba apagando lentamente en el anonimato. Hoy, a treinta años de su muerte, la mejor forma de rendirle homenaje es recordar algunas de las películas que marcaron su carrera y que siguen siendo un reflejo de su talento y su inconfundible presencia en la pantalla. Todas están en Flixolé.

    1. Atraco a las tres (1962)

    Dirigida por José María Forqué, Atraco a las tres es una de las comedias más emblemáticas del cine español de la época. En ella, Gracita Morales da vida a una de esas "chachas" cómicas y desbordantes de energía que, sin quererlo, terminan involucrándose en una trama de atraco bancario. Su interpretación, llena de desparpajo, refleja perfectamente la esencia de una actriz que sabía cómo hacer reír sin necesidad de grandes florituras. En este filme, su relación con el resto del elenco, compuesto por José Luis López Vázquez, Antonio Ferrandis y otros grandes cómicos de la época, fue un perfecto ejemplo de lo que sería la fórmula de éxito de Gracita: su naturalidad y su capacidad de hacer de lo cotidiano una comedia desternillante.

    2. La tonta del bote (1970)

    Probablemente uno de sus papeles más recordados, La tonta del bote muestra a Gracita como una mujer que, a pesar de su aparente torpeza, es capaz de enamorar al público con su ternura. La película, dirigida por Javier Aguirre, encarna ese tipo de personaje que, más allá de los estereotipos, guarda una enorme humanidad. A lo largo de la historia, Gracita Morales demuestra cómo con pocos recursos y una gran dosis de autenticidad se puede convertirse en el eje central de una historia que explora el amor, la familia y la comedia de enredo. Es aquí donde la actriz empieza a consolidar su imagen de mujer capaz de transmitir una vitalidad arrolladora, aunque siempre bajo la sombra de una tristeza personal que apenas se vislumbraba.

    3. Sor Citröen (1973)

    En Sor Citröen, dirigida por Ramón Fernández, Gracita se adentra en el universo de las parodias religiosas, una faceta que resultó perfecta para su estilo. En este filme, ella interpreta a una monja que, más que un símbolo de la austeridad religiosa, es un torbellino de ocurrencias y desdichas. Aquí es donde la actriz encuentra un terreno fértil para desplegar su talento cómico a través de un personaje que, a pesar de las situaciones disparatadas, no pierde nunca la ternura. Esta película se convirtió en uno de los grandes éxitos comerciales de la época y solidificó la presencia de Gracita Morales como una de las grandes estrellas del cine de comedia español.

    4. Operación Bi-Kini (1967)

    Aunque Operación Bi-Kini no es una de las películas más conocidas de Gracita, sí es una de las que permite entender mejor el tipo de humor que la actriz cultivaba. Dirigida por José María Forqué, en este filme Gracita Morales comparte protagonismo con actores como José Luis López Vázquez, y encarna a una mujer excéntrica que, a pesar de sus intentos por ser un referente de la moda, acaba siendo el centro de los disparates de la trama. Esta película, a pesar de los conflictos de rodaje que se cuentan en su época, es una excelente muestra de la capacidad de Gracita para mezclar la ironía con la emoción, dos ingredientes esenciales para entender su carrera.

    5. 40 grados a la sombra (1976)

    En esta comedia dirigida por Antonio Giménez Rico, Gracita Morales hace gala de su destreza para crear personajes cómicos y entrañables. La historia, que gira en torno a un grupo de personas atrapadas por un calor insoportable, permite a la actriz encarnar un papel lleno de humor y ternura, donde el enredo y las situaciones absurdas hacen de ella la perfecta cómplice de la diversión. 40 grados a la sombra es un claro ejemplo del cine español de la época, donde la comedia ligera y el humor popular se entrelazan para ofrecer una experiencia nostálgica y entrañable.

    6. Un vampiro para dos (1971)

    Esta comedia dirigida por Jordi Peralta ofrece una versión disparatada y cómica del mito del vampiro, y Gracita Morales se convierte en una de las grandes estrellas de la trama. Su habilidad para deslumbrar al público con su humor más físico y visual le permitió interpretar a una mujer fuera de lo común, llena de energía y situaciones inesperadas. Un vampiro para dos refleja esa capacidad de Gracita para combinar lo absurdo con la ternura, convirtiéndose en un referente de la comedia de la época.

    7. Cómo está el servicio (1976)

    Dirigida por Fernando Merino, esta película muestra a Gracita en el papel de una empleada doméstica que se ve envuelta en situaciones tan cómicas como imprevistas. Aquí, su característico sentido del humor, esa mezcla de ternura y desparpajo, se convierte en el eje central de la trama. La película se basa en situaciones cotidianas que, a través de la interpretación de Gracita, se convierten en momentos de humor y emoción.

    8. Operación Cabaretera (1973)

    En este filme dirigido por Eloy de la Iglesia, Gracita Morales interpreta a una mujer que, a través de situaciones extravagantes y cómicas, se convierte en un personaje inolvidable de la comedia española. Operación Cabaretera es una de las películas en las que Gracita se adentra en un universo más audaz y arriesgado, pero siempre con su característico toque de humor entrañable que la convirtió en una figura imprescindible en el cine de la época.

    Los ladrones van a la oficina

    Una de las últimas apariciones de Gracita Morales fue en la serie de televisión Los ladrones van a la oficina (1993), un reflejo del desconcierto y la tristeza que atravesaba en sus últimos años. En el papel de una mujer que aún trataba de encarnar el rol de la "chacha" entrañable, Gracita consiguió arrancar las últimas sonrisas a los espectadores. La serie, que es un claro homenaje al cine de los años 60 y 70, también sirvió como una despedida discreta de una mujer que, a pesar de todo lo que había sufrido, nunca dejó de transmitir la chispa que la hizo brillar en la pantalla grande. Hoy, treinta años después de su partida, Gracita Morales sigue siendo un referente del cine cómico español, una actriz que marcó una época y que, a través de sus películas, logró unir la risa con la reflexión. Aquella mujer que nos hacía reír a carcajadas, detrás de las cámaras, libraba una batalla personal que la convirtió en una de las figuras más complejas y, a la vez, entrañables del cine español. Recordarla es también recordar una España en transición, llena de cambios y de retos, pero siempre con un rincón para la risa. Una risa, la de Gracita, que jamás dejará de acompañarnos.