Evasión

Comer una calçotada en el centro de Madrid es posible: con babero, auténtica salsa romesco y por menos de 30 euros

Fuente: Istock

María León

El comienzo del año es sinónimo del inicio de la temporada de calçots y en cuanto esto sucede la pregunta no es otra que: ¿dónde ir a comerlos? En Cataluña, por supuesto, ya que es en Tarragona donde básicamente se cultivan. No obstante, eso no quiere decir que la fiesta se quede únicamente allí, cada vez hay más puntos de España donde está llegando la calçotada, y Madrid no iba a ser menos. Con marzo ya entrados, este mes es la última oportunidad para disfrutar de este delicioso plato con salsa romesco.

Tradición, producto y cariño

El origen de esta fiesta gastronómica no es igual que otros eventos, no está ligada a una historia sorprendente, ni fue el plato de una reconquista, de una celebración, ni mucho menos. El nacimiento de la calçotada se le debe a un agricultor y como sucedía antiguamente en el campo, todo lo que había allí se aprovechaba y se comía. Algo similar ocurrió con los calçots, cuando vio una cebolla que había germinado y la echó a las brasas para ver qué ocurría. El resultado es lo que a día de hoy conocemos: al quitar la parte quemada, el interior se mantiene dulce y sabroso.

Con el paso del tiempo, los calçots, junto con el babero y la salsa romesco, se han convertido en una de las tradiciones más arraigadas de Cataluña. En la capital madrileña también podemos encontrar lugares de confianza donde disfrutar de este manjar, como en Can Bonet, un restaurante de raíces catalanas en pleno centro. Ubicado en la avenida de Menéndez Pelayo 15, al lado del Retiro.

Ha sido Bárbara Gant, más conocida como @planesconbarbygant en sus redes sociales, quien ha recomendado el menú de menos de 30 euros de este restaurante. Este incluye un aperitivo de pan amb tomaquet y fuet artesano, platos para compartir, como ensalada, los calçots y butifarras y un postre a escoger.

Dan la posibilidad de poder complementar la experiencia con un porrón de vino o cava. Su diseño hace que sea fácil de compartir entre varias personas y, además, añade un momento de diversión a la comida. Igual, habría que mantener en babero de los calçots para este momento.