Evasión

Este teatro de España está maldito: una leyenda negra, una butaca en la que nadie se puede sentar y tres incendios

Fuente: Teatro Romea

María León

Murcia es una de esas ciudades que es conocida por ser "el secreto mejor guardado" de España. Infravalorada por unos cuantos, lo cierto es que este punto ofrece tantos planes como historias por descubrir. Seguro que si alguna vez has paseado por sus calles has conocido uno de sus lugares más emblemáticos: el Teatro Romea. No obstante, lo que no todo el mundo sabe es que alberga una leyenda y que a diferencia del resto de las butacas de color rojo, hay una que está tapizada de negro y que nunca es ocupada.

El origen de la maldición

Hace más de 160 años que se inauguró el Teatro Romea en el casco histórico de la ciudad de Murcia. Escenario de miles de representaciones teatrales, este lugar también ha sido testigo de otro tipo de hechos que hubiera querido vivir. ¿La raíz de todo esto? Se dice que una maldición recae sobre este edificio y todavía sigue presente.

Para entender esta historia hay que remontarse a mediados de los años treinta del siglo XIX se aprueba en España la conocida como desamortización de Mendizábal, en la que se expropia todos los terrenos de la iglesia. Concretamente, en la ciudad de Murcia donde a día de hoy se sitúa a la Plaza de Santo Domingo y la Plaza Julián Romea, antes había un antiguo cementerio dominico. Esta decisión no sentó bien a la comunidad eclesiástica tanto que, un monje llegó a maldecir al teatro murciano.

Esta maldición consistía en tres incendios. En el primero no moriría nadie, simplemente sería una advertencia. En el segundo habría varios fallecidos y en el tercero, con el teatro completamente lleno, moriría todo el aforo. Y el motivo por el que se dice que la maldición sigue presente es porque todavía no ha ocurrido el tercero.

La butaca que debe estar vacía

Ya se han producido dos de los incendios que vaticinaba la maldición del clérigo. El primero ocurrió el 8 de febrero de 1877, momento en el que toda la sala y el escenario acabó destruido. Años más tarde, en 1899, tras la recuperación del edificio, volvió a arder, esta vez causando más destrozos. Además, en aquel momento se estaba representando una zarzuela que se titulaba 'Jugar con fuego'. Sin duda, demasiada casualidad.

Y el tercero, como se rumorea por allí, podría estar por llegar. Es por ello, por lo que a diferencia del resto de las butacas que se encuentran en su interior de color rojo, hay una tapizada en negro que nunca llega a ocuparse. El motivo no es otro que nunca llegar a completar el aforo, para asegurarse así que no llegue a suceder ese tercer incendio.

| Fuente: Cultura de Murcia