Evasión

Así eran las 'Ratlines': las rutas de escape transoceánicas por las que miles de nazis huyeron tras la Segunda Guerra Mundial

Fuente: The Everett Collection

María León

'Ratlines' o también conocidas en castellano como las rutas de las ratas. Y sí, a veces la vida puede ser de lo más irónica y podría decirse que justa también. Aunque a priori pudiera parecer que el apodo que recibieron las rutas clandestinas que utilizaron los nazis para huir tras la caída del Tercer Reich tuviera que ver con una hilera de roedores, lo cierto es que su nombre tiene que ver con los barcos. No obstante, queriendo o no el nombre le queda que ni pintado.

Dentro de la jerga náutica, la palabra 'ratlines' hace referencia a las cuerdas colocadas a modo escalera en el mástil. El porqué de este nombre es porque técnicamente estas eran utilizadas como último recurso en el caso de que el barco se hundiera, de igual modo que fueron utilizadas estas rutas tras la caída del régimen de Adolf Hitler.

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Tres rutas y un destino común

Aunque pudiera parecer que estas rutas fueron un escapes improvisados y desesperados, lo cierto es que se trataron de trayectos planificados al milímetro incluso antes de la derrota. Antes de la liberación de los campos de concentración y de la caída del Tercer Reich, los altos cargos ya imaginaban lo que pronto iba a suceder, de manera que con ayuda de otros países simpatizantes con el régimen crearon las 'ratlines'.

Estas consistían en atravesar diferentes países europeos con el único fin de llegar hasta un puerto y poder escapar del continente en barco. Dos de las 'ratlines' más conocidas fueron las llamadas 'ruta nórdica', que pasaba por Dinamarca con destino Suecia, y la 'ruta ibérica', la cual se dice que con el visto bueno de Franco se utilizaban los puertos de Galicia.

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Aunque existen pocas investigaciones al respecto, la Santa Sede jugó un papel fundamental en la conocida como la 'Ruta del Vaticano'. El 'modus operandi' era el siguiente: una vez conseguían cruzar los Alpes, recibían asilo en los monasterios del norte de Italia, donde tras un tiempo considerado viajaban a Roma donde El Vaticano les proporcionaba una serie de documentos falsos. Tras ello, la última parada era Génova con destino Latinoamérica, principalmente a Argentina.

Este fue el caso de Franz Stangl, el antiguo Hauptsturmführer de las SS, quien tras dos años en la prisión austríaca de Linz consiguió huir a Brasil y el del más del 90% de los altos cargos del régimen de Hitler para eludir ser procesados en los juicios de Núremberg.