Evasión

Crítica de 'End of Summer': secretos del pasado que acechan desde las sombras


    Lucas del Barco

    Una cuerda, una máquina de coser y un lago tranquilo que se convierte en el escenario de un acto desesperado: así comienza End of Summer (Slutet på sommaren), el thriller sueco que SkyShowtime ha traído a su catálogo. Basada en la primera novela de la serie "Ärstidkvartetten" (Cuarteto de las Estaciones) de Anders de la Motte, la serie combina el suspense clásico del noir escandinavo con una profunda exploración emocional, ambientada en un pueblo donde los secretos y las tragedias nunca desaparecen del todo.

    Dirigida por Jens Jonsson y Henrik Georgsson, la producción nos presenta a Vera (Julia Ragnarsson), una terapeuta cuya vida profesional y personal están marcadas por las cicatrices de su infancia. Aunque intenta ayudar a otros a superar sus pérdidas, sus propios traumas la llevan de vuelta a Skåne, el remoto pueblo donde creció y donde, años atrás, su hermano menor Billy desapareció sin dejar rastro. Esa ausencia, como un agujero negro, ha marcado a todos los miembros de su familia y a una comunidad que parece aferrarse a sus versiones fragmentadas de lo ocurrido.

    Una desaparición que nunca dejó de doler

    En 1984, Billy, de apenas cinco años, desapareció en una tarde de finales de verano. A pesar de los esfuerzos de búsqueda, que movilizaron a todo el pueblo, el niño nunca fue encontrado. Su madre, Magdalena, no pudo soportar el dolor y terminó quitándose la vida. Décadas más tarde, durante una sesión de terapia grupal, un joven llamado Isaac (Erik Enge) comienza a relatar recuerdos que parecen estar relacionados con aquella desaparición. Su revelación lleva a Vera a enfrentarse con los fantasmas que siempre ha tratado de ignorar y a regresar al lugar donde todo ocurrió.

    Lo que sigue es una compleja maraña de secretos, mentiras y rencores familiares que la protagonista debe desenredar mientras lidia con la negación de su hermano mayor Mattias y la indiferencia de su padre. En el centro de todo está Harald (Torkel Pettersson), su tío, cuya presencia en la historia es tan intrigante como ambigua, oscilando entre el papel de aliado y posible villano.

    El arte de construir un pueblo como personaje

    La serie no solo se desarrolla en Skåne; el pueblo mismo es un personaje clave. Rodada en Helsingborg y otros municipios del noroeste de la región, así como en Varsovia, End of Summer aprovecha la atmósfera de los paisajes rurales escandinavos para intensificar su tensión. La transición de Vera de la vida en Estocolmo a la opresiva quietud de su pueblo natal refleja su viaje emocional: un regreso no solo a un lugar, sino a las partes más oscuras de su propia historia.

    La narrativa también juega con los contrastes. Por un lado, el pasado y el presente se entrelazan a través de flashbacks que, aunque pueden parecer reiterativos, añaden capas de profundidad al misterio central. Por otro, la serie evita las soluciones fáciles: en lugar de depender de la policía para resolver la trama, coloca a sus personajes al frente de la investigación, explorando cómo las dinámicas familiares y las relaciones de poder moldean la verdad.

    Una protagonista que se tambalea entre la culpa y la redención

    Julia Ragnarsson, conocida por su trabajo en Blinded y Historias de Estocolmo, entrega una interpretación poderosa como Vera. Su personaje es una terapeuta en crisis, marcada por la culpa y las heridas emocionales, pero también impulsada por un instinto compulsivo que la lleva a tomar decisiones cuestionables. Su vínculo con Isaac, un joven que podría tener la clave para desentrañar lo ocurrido con Billy, añade un nivel de complejidad tanto a la trama como a su evolución personal.

    La serie también explora el impacto del maltrato verbal de su madre, la frialdad de su padre y su complicado historial profesional, que incluye haberse enamorado de un paciente. Estos conflictos internos convierten a Vera en una figura profundamente humana, cuyas imperfecciones hacen que el espectador empatice con ella a pesar de sus errores.

    Suspenso que recompensa la paciencia

    Aunque algunos episodios pueden parecer más lentos o repetitivos, End of Summer mantiene una estructura narrativa que recompensa la atención. Cada capítulo revela nuevas pistas, como piezas de un rompecabezas que solo se resuelve al final. El guion juega inteligentemente con las expectativas del espectador, evitando dar todas las respuestas de inmediato y manteniendo un equilibrio entre el suspense y el desarrollo de personajes.

    Más que un thriller: una exploración del duelo y la memoria

    A diferencia de otras historias de crímenes, End of Summer no se limita a la resolución de un misterio. En su esencia, es una reflexión sobre cómo los traumas del pasado afectan al presente y cómo las comunidades pequeñas pueden convertirse en prisiones emocionales para quienes no logran escapar de su influencia.

    Con su cuidada cinematografía, actuaciones destacadas y una narrativa que invita tanto a pensar como a sentir, End of Summer se posiciona como una aportación significativa al género policial escandinavo. No solo entrega suspense; ofrece una mirada reflexiva a las heridas que nunca cicatrizan y a los secretos que, tarde o temprano, siempre salen a la luz.