Andrés Arconada recomienda 'Cuando cae el otoño': vejez, dolor y soledad desde una perspectiva inteligente
- Los mayores rara vez son mostrados con tanto cuidado y audacia como en esta película
- Películas para ver este fin de semana: 'Cuando cae el otoño', 'Kraven', '¿Es el enemigo?' y 'El maestro del crimen'
- Series para ver este fin de semana: 'Cien años de soledad', '1992', 'Invisible', 'Juego de mentiras' y 'Fachadas'
Andrés Arconada
Quiero comenzar con una declaración de intenciones: me gusta mucho Cuando cae el otoño, el último trabajo del prolífico director francés Fraçois Ozon. El cineasta se empeña en rodar una película por año y, la verdad sea dicha, no siempre le sale bien. Por ejemplo, la del año pasado, Mi Crimen, era un juguete cómico bastante fallido. Sin embargo, esta vez encuentra el tono exacto para brindarnos una pequeña joya pese a que, con la premisa, podríamos pensar que la historia no daría mucho de sí. Basta con contemplar los primeros minutos para darnos cuenta de que sus imágenes nos atrapan y no nos sueltan hasta el final.
Todo comienza en una localidad pequeña de la Borgoña francesa donde vive Michelle tras jubilarse, habiendo dejado París y su piso a una hija que no es muy empática con su madre. Michelle vive en apariencia feliz en su rutina diaria: paseos con su amiga del alma con conversaciones que suelen girar alrededor de los hijos de ambas, un tanto marginales, y sobre un nieto al que adora y que le corresponde cada vez que se ven.
Michelle recoge setas para cocinarlas para su hija y su nieto en una de esas visitas al pueblo y aquí es donde comienza el conflicto tras provocar una intoxicación en la hija, la única que las come, y que a punto está de provocarle la muerte. Tras culpar a su madre de hacerlo de forma intencionada, le quita al nieto con el que iba a pasar las vacaciones.
Dos grandes protagonistas
Este es el inicio de una historia llena de giros y sorpresas que hará que el espectador vaya rellenando los distintos puntos suspensivos que se plantean en la historia y en la que en ningún momento Ozon toma partido. El film te lleva a un clímax poderoso y bien elaborado con cada giro mientras la historia avanza imprimiendo un ritmo a veces desconcertante, pero siempre sorpresivo para el espectador.
Los mayores rara vez son mostrados en el cine con tanto cuidado y audacia, para ello cuenta con un reparto potente encabezado por la gran actriz y directora teatral Hélène Vincent. Sinceramente, impresionante. A quien acompaña la siempre grande y eficaz Josiane Balasko. Las dos saben imprimir a sus personajes verdad, saben mover los sentimientos, las dudas y un pasado no resuelto pero asumido a pesar de lo que ello conlleva. Todo dentro de su complejidad sutil, ahí se enfrentan la redención, la responsabilidad parental y, por supuesto, porque no cabe otra, la autoaceptación.
En definitiva, vejez, dolor y soledad desde una perspectiva inteligente sin los clichés de algunas películas que muestran a los ancianos muy alejados de la realidad. Ozon es como un director de orquesta dando a cada instrumento la sonoridad que merece al tiempo que nos muestra una Borgoña otoñal que amplifica la belleza de lo natural y consigue que comprendamos la soledad del personaje. Totalmente recomendable.