Los tres mandamientos para la mesa perfecta de Navidad (según las expertas): un toque verde, una flor natural y servilletas grandes
- Unir a estas tres damas del arte de recibir podría decirse que fue un total acierto
- Calidad, simplicidad, un toque natural, armonía visual, servilletas grandes o que todo esté listo para comer son requisitos de una mesa perfecta
Verónica Zabala
La pintora y ceramista Andrea Zarraluqui ejercía en esta ocasión de anfitriona, abriendo las puertas de su recién estrenada casa en el barrio de Prosperidad, para ofrecer su comedor, presidido por un magnífico tapiz, como escenario de este encuentro. El requisito para todas las participantes era el mismo: poner una mesa bajo sus tres mandamientos básicos. Pero si algo ha sido clave en la vida de estas tres autodidactas del buen vivir y mejor hacer, es dar un giro profesional. Ahora, se dedican a lo que les llena, y claro está, triunfan.
Andrea es una artista de las vajillas; María Barreiros (Aquilea), maestra de la decoración floral; y la joven Paola Freire, la reina de la facilidad en la cocina, ideóloga de "un menú que te facilite la vida" -lo más importante para evitar el estrés y recibir relajado a tus invitados-. Solo faltó el único hombre convocado, Miguel Matarranz, tercera generación de un negocio familiar basado en "la sastrería del hogar". Mandó la mantelería, con grandes servilletas, como le gusta a Zarraluqui, gran fan del donostiarra. Su recomendación: un mantel de lino con estructura satinada, ideal para crear una atmósfera elegante y cálida en cualquier celebración. "Además, una mesa navideña perfecta debe seguir tres principios: calidad y simplicidad ("menos es más"), un toque natural con flores o ramas que aporten frescura, y una armonía visual entre todos los elementos", comenta vía telefónica.
Entre idas y venidas de cajas que traían de sus naves y negocios, aperturas y cierre de cajones, búsqueda en los armarios y estanterías, fueron montando entre todas una mesa de hadas, en la que no faltaron las velas, las cuernas de venado, los pajaritos de cerámica… "La mesa de hoy es un poco mezcla, como todo en mi casa", explica Zarraluqui. Andrea suele huir de las tendencias. "La vajilla es una antigua que decoré en tonos tierra y negro, una mezcla que me encanta y no cansa. Viendo el centro maravilloso que ha montado María, me divertía meter un poco de color en las copas de bohemia de Artel. ¿Los cubiertos? Los clásicos ingleses Kings Pattern (no los italianos), las jarras y candelabros los compré en un viaje a Buenos Aires, hace un par de años, y finalmente los pajaritos, que colecciono compulsivamente, y nunca tengo bastantes, son de Juan Pan de Soraluce del que también tengo sus perdices que uso mucho en mesas navideñas". Pero lo verdaderamente importante para ella "es la armonía cromática y ritmo. Esto se consigue a base de repetición", sentencia alguien que está acostumbrado a recibir con el mejor ambiente, la mejor luz y sensación de limpieza. Sus tres mandamientos "si solo tienen que ser tres: que todo lo que tiene que estar para comer esté; un toque de verde y de flor natural que le de vida a la mesa, y servilletas bien grandes".
A su izquierda en la mesa, se sienta, regia, María Barreiros. Vestida con un abrigo de su sobrina Valeria Cotoner, a la que no tarda en promocionar con todo el amor. Ella ha sido la encargada idear ese centro salvaje, con piñas, musgo y flores de colores cálidos, como el calabaza y el grosella, que ha combinado a la perfección con las velas que reinan sobre los candelabros de Andrea. "Muy estilo inglés", nos recalca. María, al frente de Aquilea, junto a sus hermanas Marta y Cristina, lleva más de 20 años montando las mejores fiestas y bodas no sólo de Madrid, sino de media España. Ellas son sinónimo de éxito seguro. De elegancia. Dejaron en su día sus trabajos como ejecutivas en empresas de marketing y las finanzas para dedicarse al arte floral y vivir por y para inspirarse en artistas internacionales que hace años hacían decoraciones impensables en España. Pronto, pasarían a ser reclamadas para las convocatorias más in.
Un caso muy parecido al de Andrea, que saltó de la dirección de marketing de AC Hoteles por probar suerte con la porcelana animada por su ex suegra; igual que Paola Freire, que cambió el despacho de abogados por la cocina allá por 2018. Después de irse una temporada a vivir a Londres con su marido regresó a Madrid y se apuntó a Le Cordon Bleu, donde se convirtió en chef y pastelera. Hoy ha llevado su marca a otro nivel, dando clases de cocina online y vendiendo platos preparados con su empresa propia. Tiene más de 100.000 leales seguidores en Instagram.
Para Paola el arte de recibir "está en poder disfrutar con tus invitados y para eso intento que todo esté preparado con antelación para no tener que estar metida constantemente en la cocina. Se puede comer muy bien y con un servicio muy bueno por parte del anfitrión si ha habido una organización previa", comenta.
Por eso, Freire resalta lo importante que es al pensarlo facilitarse la vida: "En estos tiempos en los que todos vamos con prisa debemos buscar opciones sencillas. Podemos preparar algunas recetas y elaboraciones y ayudarnos de recursos ricos y sanos como los platos preparados. En esta ocasión, el primer plato es una crema de calabaza, coco, curry y naranja de mi propia marca Foodtropia, que simplemente lo que hemos hecho es calentarla y servirla decorada con toppings para elevar el plato. Para el principal, podemos invertir nuestro tiempo y ganas en cocinar un rico solomillo tipo Wellington y acompañarlo con otro de mis platos preparados, como es el orzo con setas que le va genial como guarnición y para el que solo vas a necesitar 2 minutos de microondas para calentar y una fuente bonita para emplatar", remata. Aunque, en secreto, nos reconoce que además, en su casa, como buena gallega, no falta marisco.
La guinda del pastel, el postre, que solicitamos al catering Flor de Sal, cada día más presente en los eventos de la capital. En la mesa, un tronco de Navidad, conocido en francés como bûche de Noël, es un postre navideño que simboliza el tradicional leño que se quemaba en el hogar durante las festividades de invierno en Europa, una costumbre de la Edad Media. María, su dueña, también dejó su profesión disfrutar entorno al buen vivir que proporciona recibir con mucho gusto.
Receta de Foodtropia
Solomillo Wellington con cecina y setas shiitake servido con salsa de naranja
Ingredientes para 4 personas
1 solomillo de ternera o cerdo de 500 g; 200 g de setas shiitake; 1 cebolla; 6/8 lonchas de cecina; 50 ml de vino blanco; 500 ml de caldo de pollo; una cucharada sopera de salsa de soja; zumo de 1 naranja; 1 cucharada de postre de mostaza; 1 lamina de hojaldre de mantequilla y 1 huevo.
• En una cazuela con aceite de oliva virgen extra sellamos todas las caras del solomillo salpimentado hasta que estén bien doradas. Retiramos y reservamos para que repose y se enfríe.
• En esa misma cazuela ponemos un poco más de aceite y pochamos la mitad de la cebolla muy picada con una pizca de sal y pasados 5 minutos añadimos las setas muy picadas (os recomiendo picarlas suavemente en una procesadora) y cocinamos 5 minutos a fuego medio. Ponemos el vino, subimos el fuego y dejamos que se reduzca a seco. Retiramos y reservamos para enfriar.
• En la misma cazuela volvemos a poner un poco más de aceite y preparamos la salsa poniendo la otra mitad de la cebolla en trozos con sal y dejamos que se dore, añadimos el vino, esperamos a que se evapore el alcohol y ponemos el zumo de naranja, la miel y la soja y cocinamos a fuego medio con la tapa 20 minutos. Trituramos y colamos o ajustamos con más caldo para lograr la textura deseada.
• Sobre un papel film colocamos las lonchas de cecina, extendemos por encima una capa de setas con cebolla y encima colocamos el solomillo embadurnado en mostaza. Con ayuda del film envolvemos el solomillo haciendo un rollito. Este paso podemos hacerlo la noche anterior, así dejamos que todo se enfría antes de poner el hojaldre.
• Extendemos la lámina de hojaldre y colocamos encima el solomillo y lo envolvemos haciendo un paquete que cerramos y sellamos bien poniendo un poco de huevo batido en los extremos del hojaldre.
• Pincelamos el hojaldre con el resto de huevo batido, decoramos con recortes de hojaldre, pinchamos suavemente con el tenedor para que la masa no se hinche y horneamos a 200 grados 20 minutos hasta que el hojaldre esté dorado.
• Servimos con la salsa caliente.