Serenidad y distinción en Vietnam, la tierra de los dragones
- Quince días de serenidad y distinción en una travesía pensada para disfrutar de un ritmo relajado
- De la bulliciosa Hanoi a las reposadas aguas de la Bahía de Ha Long
Patricia Velasco
Al aterrizar en Hanoi, un traslado de unos 45 minutos desde el aeropuerto de Noi Bai lo llevará al Sofitel Legend Metropole Hanoi, un hotel de estilo colonial de 1901 que ha acogido a celebridades como Charlie Chaplin o Mitterrand. No hay mejor lugar para descansar y aclimatarse a la atmósfera caótica y abrumadora con la que capital vietnamita da la bienvenida. Disfrute de una cena en el famoso restaurante Le Beaulieu en el que el chef Raphael Kinimo sorprenderá a su paladar con platos como el pato infusionado con miel y el foie gras.
Al día siguiente, explore el Mausoleo de Ho Chi Minh, donde se conservan los restos del líder revolucionario. Este lugar de reverencia invita a una reflexión, mientras se recorren sus jardines y el espacio dedicado a su memoria. Desde allí, un breve trayecto lo llevará al Templo de la Literatura, el primer centro de estudios confuciano de Vietnam.
Cerca queda La Verticale, un refinado restaurante en una villa colonial de los años 30 que presume no sólo de las creaciones del francés Didier Corlou, como el canelón de cangrejo con néctar de erizo de mar, sino de una azotea con vistas al centro. Por la tarde, acérquese al ajetreado casco antiguo, conocido como el Barrio de las 36 Calles, en busca del Café Giang para degustar su famoso egg coffee; una bebida creada en los años 40 donde el huevo batido añade cremosidad y sabor a un intenso café.
Ahora sí, puede perderse por el laberinto de callejuelas salvando enjambres de motos, admirando pagodas, templos escondidos y descubriendo que cada arteria de esta colmena lleva el nombre de la mercancía que allí se comercializaba. Baje pulsaciones para finalizar el día refugiándose en la decoración serena y elegante del restaurante Home Hanoi, alta cocina vietnamita que respeta la tradición de los fogones, pero la enriquece con un toque contemporáneo.
El tercer día, madrugue para visitar el lago Hoan Kiem, un lugar de paz y espiritualidad donde será fácil ver a locales practicando tai chi al amanecer en una atmósfera ancestral. En medio del lago, se alza venerable el icónico templo Ngoc Son, accesible por el puente Huc, un puente rojo de estilo asiático que simboliza la suerte y la prosperidad.
Después de este paseo, el teatro Thang Long ofrece un espectáculo tradicional de marionetas de agua, una forma de teatro vietnamita que data del siglo XI. Para despedirse de Hanoi, regálese para cenar el menú degustación de Madame Hien y saboree, sin prisa, bocados como el cerdo en hojas de plátano.
Bahía de Ha Long: Un crucero en las aguas de los sueños
En el cuarto día, el viaje alcanza uno de sus puntos culminantes al adentrarse en la sugerente Bahía de Ha Long, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Un traslado de dos horas y media desde Hanoi lo llevará directamente a embarcar en el exclusivo Orchid Premium Cruise, un yate boutique que promete una experiencia lujosa entre las aguas esmeralda y los imponentes islotes kársticos más fotografiados de Vietnam.
Para disfrutar al máximo de esta aventura, asegúrese de reservar con antelación la Orchid Premium Exclusive Suite, ubicada en la cubierta superior, con un balcón privado y diseñada para que la navegación sea lo más exclusiva e íntima posible. Esta suite de 65 metros cuadrados, decorada con madera y mármol, cuenta, entre otros mil detalles, con un balcón privado de enormes ventanales, los mismos que protegen una elegante bañera negra en la que relajarse al atardecer entre nubes de espuma mientras observa el misterioso paisaje de Ha Long, seguramente envuelto en niebla.
La nueva jornada arranca al amanecer con una clase de tai chi en cubierta, un ritual que, bajo la luz suave del sol naciente, armoniza cuerpo y mente en sintonía con el entorno natural que le rodea. Después del desayuno, el crucero organiza una excursión en kayak para explorar de cerca, a golpe de remo, lagunas ocultas y terminar conquistando la célebre cueva Sung Sot donde estalactitas y estalagmitas iluminadas le darán la bienvenida.
De vuelta a bordo, el chef preparará una cena gourmet a base de mariscos frescos y especialidades locales. Usted elige si dar buena cuenta de ellos en el restaurante o en la privacidad de su terraza, mientras observa el cielo estrellado sobre las tranquilas aguas de la bahía. Si aún tiene ganas de más, anímese a probar una actividad totalmente distinta y exótica como es la pesca nocturna de calamares.
Apure las últimas horas de crucero del sexto día apuntándose a la demostración de cocina vietnamita mientras navega entre islotes de regreso a puerto. Desde allí, un traslado privado lo llevará de vuelta a Hanoi, para descansar antes de continuar su expedición por Vietnam.
Hoi An: Encanto colonial
No se duerma este séptimo día que le espera un vuelo de una hora para llevarle de Hanoi a Da Nang, seguido de un corto traslado en coche de unos 45 minutos, hasta a Hoi An, en la costa central de Vietnam. Llega a una de las joyas culturales e históricas del país que presume de ser Patrimonio de la Humanidad según la UNESCO y con razón puesto que su coqueto casco antiguo, salpicado de calles adoquinadas con casas de estilo colonial, templos chinos, y almacenes de té japoneses, se mantiene prácticamente inalterado desde hace siglos cuando fue un destacado puerto comercial.
Si quiere dormir en el centro apunte el Anantara Hoi An Resort, que ofrece un refugio tranquilo junto al río Thu Bon, con jardines tropicales y arquitectura colonial. Pero si prefiere alejarse un poco y descansar escuchando de fondo las olas romper en la cercana playa de Hà My, quédese en el exclusivo Four Seasons Resort The Nam Hai, cuidado hasta el más mínimo detalle.
Por la noche, sería un delito no dejarse caer por el casco histórico hasta el famoso puente cubierto japonés del siglo XVII. Este es el rincón más auténtico desde el que admirar la magia de ver las calles alumbradas con cientos de linternas y farolillos. También puede contemplar esta atmósfera única del río convertido en una serpiente iluminada mientras cena en una de las mesas del restaurante Mango Mango, donde el chef Duc Tran ofrece una fusión innovadora de ingredientes locales y técnicas internacionales.
El octavo día de esta ruta por la Tierra de Dragones puede empezar con una clase de cocina vietnamita en el mercado de Hoi An. Guiado por un chef local, seleccionará ingredientes frescos para aprender a preparar platos típicos como el pho y el banh xeo, una crepe crujiente de arroz rellena de camarones y vegetales. Por la tarde, llega el momento por fin de tumbarse en la paradisíaca playa de Há My para ir grabando en la retina todo lo vivido hasta el momento y coger fuerzas para lo que falta.
Viaje en Tren y playa privada en Quy Nhon
Amanecer para tomar el tren más exclusivo de Vietnam bien merece la pena. Tras media hora de coche hasta Da Nang, podrá subirse por fin a The Vietage, un tren boutique con solo 12 asientos que, en seis horas, cubre el trayecto hasta Quy Nhon. Diseñado para ofrecer una experiencia de lujo, cuenta con amplias ventanas para que contemple los impresionantes paisajes de arrozales, montañas y aldeas rurales que atraviesa. Tendrá tiempo no sólo de saborear un menú con tintes vietnamitas e internacionales, sino también de recibir un reconfortante masaje en el spa.
Al llegar a Quy Nhon, el Anantara Quy Nhon Villas le da la bienvenida a una playa privada donde la pureza de la arena blanca contrasta con el pantone de verdes tropicales de la vegetación que la protege. Cada villa cuenta con piscina privada y un asistente personal para dejarse mimar los próximos dos días. Si se quedó con ganas de más, tras el masaje en The Vietage, aproveche para visitar el spa del hotel y regalarse una agradable sesión con piedras calientes de basalto. El repertorio de mimos estará completo cuando cene en el Sea Fire Salt alguno de los manjares, como los mariscos frescos, cocinados en la parrilla con sal del Himalaya.
Ciudad Ho Chi Minh y el Delta del Mekong
El epílogo de este delicioso viaje por el alma de Vietnam llega con el contraste de la vibrante y ecléctica Ciudad Ho Chi Minh, en la que imponentes rascacielos de cristal conviven con modestas casas tradicionales de madera entre andamios de bambú. Un buen lugar donde refugiarse durante su estancia es entre las cinco estrellas del exclusivo hotel The Reverie Saigon, ubicado en el Distrito 1 con vistas al río. Además, podrá cenar en su laureado restaurante Long Trieu que atesora su primera estrella Michelin recibida este año por su exquisita cocina cantonesa.
Para el primer día en la ciudad, la visita al Museo de los Vestigios de la Guerra es imprescindible para quienes deseen conocer la historia reciente de Vietnam. A sólo unos minutos se encuentra el Palacio de la Reunificación, un edificio icónico que conserva su estilo modernista de los años 60. La cena de esta noche en Square One del Park Hyatt, dirigida por el chef Lee Kiat Hong, le permitirá probar delicias como la lubina y el foie gras al estilo local.
El segundo día es casi obligación peregrinar hasta el Delta del Mekong para que su viaje sea aún más completo. A dos horas de trayecto en coche, en esta región, conocida como la cuenca de arroz de Vietnam, le proponemos navegar a bordo de una embarcación tradicional para curiosear por el mercado flotante de Cai Be, donde los locales venden frutas tropicales y verduras frescas desde sus botes dibujando un colorido lienzo acuático. Si quiere sumergirse de verdad en la cultura local vietnamita, anímese a aceptar la invitación de una familia para comer juntos en su hogar un almuerzo tradicional a base de platos caseros, como el pescado fresco al vapor con hierbas y vegetales de la zona.
De regreso a Ciudad Ho Chi Minh, despídase por todo lo alto de Vietnam con una distinguida cena en el Truffle Restaurant, que le regalará unas vistas panorámicas brutales al estar enclavado en el piso 73 del emblemático edificio Landmark 81. Su paladar festejará cada bocado de la carta diseñada por chef Pierrick Maire, donde destaca un menú degustación en el que la trufa es la protagonista.