Europa
La UE promete una ayuda de 3.000 millones a Turquía para frenar el flujo de refugiados
Jorge Valero
La presión de la masiva llegada de refugiados ha convertido de repente a Turquía en el aliado imprescindible de la UE. El país, cuyo proceso de adhesión ha cogido polvo debido a un Recep Tayyip Erdogan más preocupado por reforzar sus poderes que por acercarse a los criterios de la UE, consiguió casi de antemano todas las peticiones que llevaba en su lista. Tanto es así que Erdogan no tuvo ni que trasladarse hasta Bruselas, hasta donde viajó quien en teoría retiene el poder ejecutivo, Ahmet Davutoglu.
Tras la cumbre de los líderes de la UE con Turquía, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, dijo que esperan un "gran paso" por parte del Gobierno turco para cambiar la situación actual, con un flujo ininterrumpido de personas partiendo desde sus costas, para restablecer el orden en la frontera compartida.
A cambio, los europeos ofrecen 3.000 millones de euros de ayudas para gestionar los refugiados en su territorio, se reunirán en cumbres dos veces al año y se comprometen a liberalizar los visados para los turcos a partir de octubre de 2016, siempre que el Gobierno turco cumpla hasta 70 requisitos técnicos.
"Al acoger Turquía a más de 2,2 millones de sirios y al haber gastado 8.000 millones de dólares, la UE subraya la importancia de compartir la carga dentro del marco de cooperación entre Turquía y la UE", señalaron las conclusiones de la cumbre.
La "necesidad y la naturaleza" de los 3.000 millones de euros, que se espera que procedan de la hucha comunitaria, se irá revisando según vaya evolucionando la situación, añadió el texto.
La cifra se queda corta de la cantidad que había solicitado Turquía (unos 3.400 millones al año), aunque la canciller Angela Merkel comentó en la rueda de prensa posterior que era solo el principio.
Más aún, esta ayuda por refugiado empequeñece ante la aportación que reciben los estados miembros por la recolocación de 160.000 de los refugiados que se apiñan en Grecia e Italia. Si el Gobierno turco recibirá menos de 1.500 euros por demandante de asilo, los socios europeos reciben cuatro veces más (6.000 euros), aunque el total son tan solo 780 millones de euros.
Los europeos también se comprometen a "re-energizar" el proceso de adhesión, con la apertura de nuevos capítulo de las tortuosas negociaciones, como subrayó Davutoglu.
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, avisó que la cumbre "no hará que nos olvidemos de las divergencias que permanecen" con Turquía como en "derechos humanos y libertad de prensa". La sensación de que Europa se estaba plegando demasiado a una Turquía tan necesaria como exigente brotó entre varios líderes. "No somos naif, Turquía no es la única llave para solucionar la crisis migratoria", dijo Tusk en su llegada, intentando salvar su poder negociador. En su lugar puso el foco en un mejor control de las fronteras exteriores, porque sin ello "Schengen será historia".