Especial medio ambiente

Reciclaje de papel y cartón: un hábito cada vez más extendido

  • La industria papelera española es la tercera más recicladora en volumen de la UE, superados solo por Alemania y Francia

Laura Bartolomé

En España se han recogido para su reciclaje 4.417.500 toneladas de papel y cartón en 2019, lo que equivaldría a 44 grandes estadios de fútbol llenos hasta arriba de papel y cartón; y la tasa de recogida (papel que se recoge para reciclar en porcentaje sobre el consumo total de papel) es del 64,3%, según la última Actualización de la Memoria Sostenibilidad del Papel de ASPAPEL publicada el pasado mes de junio.

Asimismo, la tasa de reciclaje (papel que se recicla como materia prima en las fábricas papeleras sobre el consumo total de papel y cartón) se sitúa en el 75%, cuatro puntos por encima de la del año anterior, lo que nos convierte en el tercer país más reciclador de la UE en volumen, superados solo por Alemania y Francia y prácticamente empatados con Italia.

A nivel nacional, el año 2019, con un incremento del 6,7% en el conjunto de las Comunidades Autónomas de España, fue el quinto año consecutivo de crecimiento de la recogida selectiva municipal tras la crisis de 2008-2014. Un crecimiento que fue especialmente importante en las grandes ciudades, que crecieron un 8,9% de media y sobre todo en el conjunto de las cinco ciudades españolas que superan el medio millón de habitantes, donde la recogida selectiva municipal de papel y cartón creció el 15,4%.

Por comunidades autónomas, las que más kilos por habitante recogen a través de la recogida selectiva municipal son Islas Baleares, País Vasco y la Comunidad Foral de Navarra, las tres por encima de los treinta kilos per cápita y Baleares acercándose a los cuarenta. Por encima de los veinte kilos por habitante, se encuentran Cataluña (muy cerca de los treinta), La Rioja, el Principado de Asturias, la ciudad autónoma de Melilla, Aragón, Cantabria, la Comunidad de Madrid y Castilla y León.

Asimismo, las que más crecimiento han registrado en 2019 son la Comunidad de Madrid, la Región de Murcia y la Comunidad Valenciana, las tres con incrementos de dos dígitos.

Gestión de residuos

El 79% de los residuos de fabricación se convierten de nuevo en recursos en el uso directo agrícola o como compost, reciclados como materia prima en otras industrias o bien vía valorización energética en la propia fábrica o en otras industrias, en un perfecto ejemplo de simbiosis industrial, según datos de ASPAPEL.

Así, el sector papelero español es una industriaelectro-intensiva y gas-intensiva, que lidera la descarbonización de la industria, comprometida a contribuir para alcanzar en 2050 la neutralidad climática en Europa. Las fábricas del sector producen la mayor parte de la energía que utilizan en eficientes plantas de cogeneración situadas al lado de las fábricas con 1.086 megavatios de potencia instalada. Estas plantas producen a la vez electricidad y calor útil para el proceso papelero, con el consiguiente ahorro de combustibles y reducción de emisiones. La cogeneración es un sistema de generación distribuida de electricidad de alta eficiencia energética.

De esta manera, el sector papelero es líder en producción y utilización de energía renovable procedente de biomasa (un 33% del combustible que utiliza el sector es biomasa y biogás y el 66% gas natural).

Uso de energía renovable

Según un estudio de modelado realizado por investigadores del University College de Londres (UCL) y la Universidad de Yale, reciclar papel puede ser útil para el clima solo si se realiza con energía renovable.

Según un estudio reciclar papel puede ser útil para el clima si se realiza con energía renovable

El estudio, publicado en 'Nature Sustainability', encontró que las emisiones de gases de efecto invernadero aumentarían para 2050 si reciclamos más papel, ya que los métodos actuales se basan en combustibles fósiles y electricidad de la red. Los investigadores modelaron varios escenarios para aumentar el reciclaje de papel usado para 2050 y el impacto que esto tendría en las emisiones de efecto invernadero. Descubrieron que si se reciclara todo el papel de desecho, las emisiones podrían aumentar en un 10%, ya que el papel reciclado tiende a depender más de los combustibles fósiles que de la fabricación de papel nuevo.

Sin embargo, los investigadores encontraron que las emisiones se reducirían radicalmente si la producción y eliminación de papel se llevaran a cabo utilizando fuentes de energía renovables en lugar de combustibles fósiles. La fabricación de papel nuevo a partir de árboles requiere más energía que el reciclaje de papel, pero la energía para este proceso se genera a partir del licor negro, el subproducto bajo en carbono del proceso de pulpa de madera. Por el contrario, el reciclaje de papel depende de los combustibles y la electricidad de la red.

Un packaging sostenible

Lo que está cada día más claro es que en los últimos años, la conciencia social sobre el uso de envases plásticos y de otros contaminantes para consumo ha crecido de manera notable y cada vez más empresas apuestan por un packaging sostenible a la hora de enviar sus productos.

Y es que, las características medioambientales de la bolsa de papel son la clave para posicionarse como favorita, pues para el 90% de los consumidores, las cuatro características que mejor definen la bolsa de papel son que cuida el medio ambiente y es biodegradable, ecológica y renovable, según una encuesta de LinQ para labolsadepapel.

Asimismo, el 74% de los encuestados sabe que la bolsa de papel tarda en biodegradarse mucho menos que otras alternativas: de hecho la bolsa de papel se biodegrada en solo tres meses sin dañar el medio ambiente, al ser un producto natural.

Una de las empresas que ha adaptado su modelo de paquetería a esta nueva tendencia es DS Smith, quien ha anunciado una nueva colaboración con TemperPack para incorporar los revestimientos térmicos ClimaCell, que proporcionan un aislamiento sostenible para productos sensibles a las temperaturas, como, alimentos perecederos y productos médicos.

El producto, que está fabricado a base de papel y materiales de origen orgánico, se puede reciclar fácilmente y se deposita en los contenedores de reciclaje de papel. De esta forma, sustituirá a la espuma de EPS (poliestireno expandido), difícil de reciclar y de la que se utilizan más de 350.000 toneladas al año en packaging; en Europa, tan solo se recicla un tercio de estos residuos de packaging de plástico.