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Latinoamérica lucha para evitar otra década perdida

  • Hay razones para esperar una recuperación rápida a partir de 2021
  • Pero la incertidumbre previa a la crisis pinta un futuro incierto
<i>Foto: Istock</i>.

Gonzalo Urdiales

El pasado octubre, el Fondo Monetario Internacional (FMI) subtitulaba así su informe Perspectivas económicas: Las Américas: "frustradas por la incertidumbre". El Fondo esperaba entonces que el crecimiento económico de América Latina y el Caribe (ALC) repuntara hasta el 1,8% en 2020, tras encadenar varios años de una excepción decepcionante -un 0,4% en promedio entre 2014 y 2019-. Aunque los riesgos se consideraban "sesgados a la baja", el informe aludía al lento crecimiento mundial -con rebajas en el caso de EEUU y China- y los precios moderados de las materias primas. Luego llegó el COVID-19.

La pandemia causada por el Sars-CoV-2 ha dado al traste con todas las previsiones. El PIB mundial se reducirá un 3% este año, según la revisión del FMI del pasado abril. Para ALC la caída estimada es del 5,2%. Sin embargo, la incertidumbre es todavía muy alta, y no cabe descartar que las previsiones empeoren. Máxime teniendo en cuenta la evolución de la enfermedad en países como Brasil, donde los contagios se han disparado. A la fecha de cierre de este especial ALC contaba más de 670.000 casos confirmados y más de 37.000 fallecimientos.

En todo caso, el impacto económico será pronunciado. Como ha señalado Alejandro Werner, jefe del Departamento para el Hemisferio Occidental del FMI, las acciones requeridas para mitigar los costes económicos y humanos de esta crisis serán abrumadoras, dados los shocks atípicos de oferta y demanda, la emergencia sanitaria y unos costes de financiación altos en América Latina. Según Werner, aunque se produzca una recuperación vigorosa a partir de 2021, el riesgo de otra década perdida -la que va de 2015 a 2025- es muy real.

Se estima que el PIB regional caiga un 5,2% este año y la tasa de pobreza alcance el 34,7%

Y es que, como ha explicado el exdirector de Asuntos Estratégicos del banco de desarrollo de América Latina CAF en un informe para Real Instituto Elcano, la mayor complicación estriba en la combinación de canales de transmisión de la crisis: la caída de las exportaciones; la bajada del precio de las materias primas y de su demanda; la fuga de capitales -especialmente hacia Estados Unidos-, que ha causado devaluaciones de las monedas y problemas de financiación a corto plazo; el colapso de las remesas por la crisis global; la contracción de la oferta y la demanda de bienes y servicios debida a las medidas de confinamiento y distancia, y el desplome del turismo.

Este último factor tiene una incidencia especialmente aguda en el Caribe, donde el sector representa entre el 50% y el 90% del empleo y promedia el 7% del PIB -en Jamaica y Haití, la cuota es el 15%-. Por ello, esta área sufrirá un decrecimiento del 6,2% este año, según el FMI.

Al mismo tiempo, la crisis ha llegado a ALC en un momento de creciente desafección política, que hizo de 2018 un annus horribilis, en descripción de Marta Lagos, directora de Latinobarómetro. Esta encuesta -cuya edición de 2019 se ha cancelado por la pandemia- registró hace dos años los peores índices de satisfacción con el funcionamiento de la democracia desde 1995. En este clima, la adopción de medidas de calado profundo y ampliamente consensuadas se hace más complicado.

El líder ausente

Estados Unidos, por su parte, había iniciado en 2020 su undécimo año de expansión económica -la más larga registrada- y a finales de febrero presentaba una tasa de paro casi récord del 3,5%. Sin embargo, tras una respuesta inicial entre errática y displicente de la Administración Trump y algunos errores de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas inglesas), el avance del COVID-19 canceló abruptamente esta trayectoria. A cierre de este especial, el país presenta más de 1,6 millones de contagios y supera las 96.000 muertes por coronavirus, liderando en ambas cuentas el registro global. El FMI augura una contracción de su actividad del 5,9% para este año. Más de 39 millones de estadounidenses han perdido su trabajo en las últimas semanas.

Además, y quizá aún más importante, como ha señalado Edward Luce en el Financial Times, la conocida disposición de EEUU a ejercer de líder en momentos de emergencia -cualesquiera que sean sus características- ha quedado en entredicho.

El banco interamericano de desarrollo ha comprometido más de 13.700 millones de euros en créditos soberanos

Para el conjunto de la región, los principales organismos estiman un impacto social considerable. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) proyecta un aumento de al menos 3,4 puntos en la tasa de paro, lo que se traduce en 11,5 millones de nuevos desempleados. También sufrirá la calidad del empleo, ya que la informalidad es la fuente principal de ingresos de muchos hogares de ALC, cuya tasa media de informalidad ronda el 54%, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Según la Cepal, la tasa de pobreza aumentará en 2020 4,4 puntos porcentuales, y la pobreza extrema, 2,6. Ello implicaría que la pobreza alcance al 34,7% de la población latinoamericana (214,7 millones) y la pobreza extrema al 13% (83,4 millones de personas). También se espera un aumento de la desigualdad en todos los países de la región, con incrementos del índice de Gini de entre el 0,5% y el 6%.

No todo va mal

En mayo se conoció el dato de que los ingresos tributarios de ALC alcanzaron en 2018 su máximo nivel histórico, el 23,1% del PIB, lo cual apunta a un fortalecimiento de la capacidad de financiación de los Estados, ahora puesta en cuestión por la crisis. En todo caso, la respuesta de los organismos financieros no se ha hecho esperar. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ampliará los créditos soberanos a países de ALC hasta más de 15.000 millones de dólares (13.757 millones de euros) y el FMI ha aprobado desembolsos por un total de 3.194 millones de euros. CAF ha puesto a disposición de sus países accionistas una línea de crédito de 2.300 millones de euros. Por su parte la Unión Europea ha reorientado sus programas de cooperación con ALC al combate de la pandemia, con un total de 1.243 millones de euros.

Por lo demás, hay factores que podrían augurar una recuperación más rápida que en otras regiones, como la relativa juventud de la población, una menor conexión internacional, la adopción rápida de medidas, la experiencia de gestionar choques y la incipiente recuperación de China.