Energía

Reino Unido frena una nuclear de EDF porque participa una empresa china

  • May retrasa la decisión al otoño por cuestiones de seguridad nacional
Theresa May, primera ministra británica.

Tomás Díaz

El Reino Unido sorprendió al mundo el pasado viernes al anunciar que retrasaba la decisión final de construir la central nuclear de Hinkley Point y ayer se supo que lo hace por razones de seguridad nacional, porque en el proyecto participa una empresa pública china.

El culebrón que rodea al proyecto de planta nuclear de Hinkley Point sigue dando sorpresas. El jueves la eléctrica pública EDF anunció que, tras meses de dudas y escándalos, finalmente estaba dispuesta a embarcarse en la construcción de la central en el Reino Unido, aportando dos tercios de una inversión de 18.000 millones de libras (21.400 millones de euros al cambio actual). Pero al día siguiente, pocas horas antes de la firma del contrato con el Gobierno británico, éste le decía que se lo iba a pensar mejor y que aplazaba su decisión final hasta el otoño.

La razón del sorprendente frenazo es que la nueva primera ministra, Theresa May, no se fía del otro socio del proyecto, la empresa pública China General Nuclear (CGN), que se subió al carro en 2015, asumiendo un tercio del total, tras una visita del presidente Xi Jinping a las islas del otro lado del Canal de la Mancha.

Así lo desveló ayer Vince Cable, ex secretario de Negocios, en declaraciones a la BBC y a Sky News: la líder inglesa nunca vio con buenos ojos la apertura del país a la inversión china que impulsó su predecesor, tanto en general como en el caso específico de esta instalación atómica.

Francia, según ha declarado su ministro de Economía, Emmanuel Macron, no cree que Londres renuncie al proyecto, que con sus 3.200 MW proporcionaría el 7% de la energía eléctrica del país y generaría unos 25.000 puestos de trabajo durante la construcción.

2.500 millones ya invertidos

Por otro lado, se calcula que ya se han invertido unos 2.500 millones de euros en el proyecto y tanto este importe como los costes que provoque una posible renegociación del contrato tendrían que ser asumidos por el Gobierno británico.

Ahora bien, más de uno habrá acogido la noticia con satisfacción, porque no está claro que EDF pueda afrontar con éxito una inversión tan voluminosa en estos momentos: en marzo dimitió el director financiero de la compañía, Thomas Piquemal, porque creía que no, y el jueves, poco antes de la reunión de la Junta Directiva que dio luz verde al proyecto, dimitió uno de sus miembros, Gerard Magin, por considerarlo muy arriesgado.

Hinkley Point es muy importante para EDF, porque tendrá una tecnología que está en cuestión tras los retrasos y sobrecostes que acumula la central finesa de Olkiluoto, la primera de su clase.

Subsidios de 35.000 millones

Y en Reino Unido también hay muchos detractores, entre otras cosas por su elevado coste. Según las condiciones estipuladas, la energía que produzca recibirá 92,5 libras por MWh -unos 109 euros-, más del doble que el mercado actual. Y la Oficina Nacional de Auditoría del país ha calculado que los consumidores, entre unas ayudas y otras, terminarán pagando más de 35.000 millones de euros en subsidios.